'Los Mike Stewart de La Caleta': olas para escapar del coronavirus

El pasado 2 de mayo el surf se coló entre las pocas cosas que se podían hacer en la primera fase de la desescalada. Tras la dilatada cuarentena por el coronavirus, mucha gente en Cádiz buscó el agua como ídem de mayo. En esa marea surfera destacan con nombre propio Los Mike Stewart de La Caleta, un divertido grupo que se ha criado entre olas y que ahora vuelve a perseguirlas para escapar del tormentoso confinamiento.

Pero, ¿quiénes son Los Mike Stewart de La Caleta? Ni una chirigota, ni una peña del Cádiz CF, ni un conjunto de flamenco postmoderno. Cádiz es mucho más que eso. Y La Caleta y La Viña, también. El arte y la filosofía de vida hedonista pueden ser similares, pero ellos van más allá: un grupo de amigos desde niños unido por una práctica deportiva de gran carga espiritual.

¿Y quién es el tal Mike Stewart que los inspira? Pues nada más y nada menos que el ‘bodyboarder’ más laureado de la historia (9 títulos mundiales) y pionero de esta modalidad que desembarcara en Cádiz allá por principios de los setenta. Puerta estratégica de entrada para los surfistas australianos, ingleses y franceses, La Tácita de Plata empezó a poblarse de guiris con lo que parecía una tabla de planchar bajo el brazo.

La bendición del mítico Mike Stewart

‘Los Quillos de Cádiz’ de Guillermo Morillo Wilo se convirtieron en pioneros gaditanos. Y su estela la siguieron Los Mike Stewart de La Caleta, poniéndole a su pasión el nombre del hawaiano que hacía raya en el surf y que precisamente este domingo cumple 57 años. Desde su retiro en la isla de Oahu, el mítico deportista ha dado su bendición al grupo, refrendada personalmente con un vídeo enviado a través de la red social Facebook.

En los casi 300 kilómetros de costa del litoral gaditano echaron los dientes estos chavales que ahora ya peinan canas caleteras y que hace cinco años decidieron recuperar la esencia del grupo: juntarse para coger olas de nuevo los domingos a las 7 de la mañana en El Templo, en Santa María del Mar.

Precisamente haciendo running por ese paseo marítimo Promotor Blas y El Potera rumiaron el reencuentro, que no tardó en llegar “tostándose al sol”. “Tú, yo, la luna y el sol”, como ellos mismos afirman, fueron reagrupándose en torno a la cúpula que completa El Lili para perseguir, otra vez, la ola perfecta. Con sus boogies punteros reverdecieron laureles de mar con base en El Melli, su centro neurálgico, en la Plaza de Abastos de Cádiz.

Desde entonces, Los Mike Stewart de La Caleta fueron sumando prosélitos entre los que se encuentran habituales del Carnaval gaditano como el propio Potera, miembro de la agrupación del tristemente fallecido Juan Carlos Aragón; pero también el ex delantero del Cádiz Chico II o profesionales del bodyboard como Jesús Àlvarez, una de las sensaciones del surf gaditano actual; y, sobre todo, Raúl Reguera, hijo del mítico músico y humorista.

Raúl Reguera, el mejor 'bodyboarder' andaluz de la historia

Mike Stewart es el pasado y Raúl Reguera. el presente. Y de Cádiz, no de Hawai. Reguera ha sido reconocido por diferentes medios especializados como el mejor bodyboarder andaluz de todos los tiempos y actualmente sigue brillando con luz propia en el circuito profesional europeo. Por eso se ha convertido en santo y seña de quienes, aparte de admiradores, son sus amigos.

Y Los Mike son de todo menos excluyentes. No en vano, cuentan en sus filas con gente de fuera, como Paco el de Salamanca, un enamorado de La Tacita al que El Potera tuvo que buscar un boggie de 10 euros para bautizarse en agua salada. Un surfero de Salamanca que no sabía ni nadar…La Peña La Perla, La Olla, La Punta del Sur constituyen el hábitat natural de estos gladiadores del mar y el viento.

Cuando la mayoría de ellos estaba naciendo, Tom Morey inventó el bodyboard y les regaló un bonito motivo para vivir, y para amortizar el privilegiado confín de su ciudad. Cádiz no es la Polinesia, origen primigenio del surf, pero tampoco tiene mucho que envidiarle. Y en la Polinesia son más saboríos, que eso también hay que valorarlo.

El barrio de La Viña y el leit motiv de "la carga"

De hecho, estos hijos de La Viña, barrio señero en el que aún vive alguno, no dan el perfil de los más de 40.000 surferos con licencia en el territorio español. Ellos son otra cosa. Entre otros motivos, porque su leit motiv es “la carga”. “La carga supera la pena” es la frase de El Potera que sintetiza su filosofía vital. Para los no familiarizados con el prolijo vocabulario gaditano, “la carga” alude al pique con cachondeo, a la crítica con guasa, al reto con mucha gracia.

Por eso cada año celebran su Gala de Premios, donde hay sitio para galardones tan peculiares como El Carajo de Mar. O el gran trofeo, el Poseidón de Oro, que en la última gala celebrada el pasado mes de diciembre se llevara Mike Sergio Kaka, dominador como nadie del dropny (montar a torero). Es la forma de tomarse la vida no demasiado en serio, algo que les ha servido especialmente en situaciones como la vivida a causa del coronavirus.

Cuando la pandemia lo ha permitido, Los Mike Stewart de La Caleta se han lanzado en busca de las olas antes casi de darse un paseo. “Me compro aunque sea una tabla de planchar. La playa era una Feria”, apunta El Potera, alma máter junto a Promotor Blas de esta psicodélica reunión.

El variopinto grupo lo conforman, junto a la cúpula (Promotor Blas, El Potera y Lili), Raider o Bugeros; Sergio Kaka; Pitu; Carlitos Herrera; Lolo Jarem, el Tapaíta; Fae Sense; Nene; Paco Salamanca; Negri; Lolete: Salva Tukam; Carlos Manchi; Carlitos Manchi junior; Chico II Cachalote; Poli Gladiator; Juanito Kamikaze; Óscar el de Olvera; David Carnicero; Miguel Botella; Pipa; y Jose Morito, este último miembro de Salvamento Marítimo, institución que esperan que nunca tenga que ir a buscarlos.

Los MiniMikes, el futuro de una pasión

Ellos ya no están en la categoría juvenil de primer año, pero el futuro está garantizado. Los MiniMikes ya bracean también tras las mejores olas gaditanas. Son los hijos de Los Mikes y probablemente el principal motivo para seguir cultivando pasión y amistad por otras cuantas décadas más.

Ninguno de estos surferos se llama Bodhi, como en la película. Ni falta que les hace. Con seguir persiguiendo la ola perfecta entretanto se echan unas risas y disfrutan de la vida tienen bastante. Si los ven detrás del Castillo, cuando el temporal no permita surfear en otro sitio, no teman. Lo tienen todo controlado. “La carga supera la pena”. Y a seguir viviendo.