Sí, el sino del Cádiz es sufrir
El Cádiz no pudo conseguir el ascenso contra el Fuenlabrada. En un partido donde le valía el empate perdió por un penalti absurdo y evidenció que estaba atenazado ante la posibilidad de conseguir el premio más esperado.
En el primer tiempo el Cádiz llevaba la iniciativa porque el Fuenlabrada parecía convencido de que darle el balón a los amarillos era el primer paso para conseguir algo. Por la banda de Salvi llegaban los locales con algún balón colgado, pero sin mucho peligro. Un cabezazo de Cala a balón parado fue lo más llamativo en el primer cuarto de hora.
Lozano estaba muy activo, buscaba el balón al espacio y Álex Fernández lo encontraba en muchas ocasiones, pero en la primera media hora no se podía hablar de una ocasión clara. El empate valía al Cádiz, que tampoco quería arriesgar más de lo razonable en un partido donde sólo un resultado le hacía daño.
En cualquier caso, el juego se desarrollaba en el campo del Fuenlabrada y el fuerte viento de Levante podía ser un elemento decisivo en cualquier jugada. De ello se aprovechó Iza Carcelén con una falta lanzada desde 30 metros y que se marchó cerca de la escuadra.
El partido estaba aparentemente bajo control porque el Fuenlabrada no llegaba al área de Cifuentes, pero en la segunda parte había que sacar mayor rédito del dominio.
Y será porque el sino del Cádiz es sufrir, pero el partido cambió en el inicio de la segunda parte. Un penalti absurdo cometido por Cala permitió que el Fuenlabrada se pusiera por delante por medio de Fraile. Era el minuto 51 y la cosa pintaba mal, pero peor se puso cuando en la siguiente jugada Álvaro Giménez volvió a hacer otro penalti innecesario. Por suerte, la jugada quedó anulada por un fuera de juego previo.
Tenía 35 minutos por delante para buscar un empate y Cervera metía a Nano Mesa por un Perea muy desafortunado. El equipo estaba perdido después de este golpe, fuera del partido, y tenía que superar esa presión de saber que tenía la meta tan cerca.
El Cádiz necesitaba tener el balón, recuperar la confianza a través de sentirse protagonista. Para eso sacaba Cervera a Jurado cuando quedaba media hora. No había una mejoría porque el juego se interrumpía constantemente y el entrenador cadista tenía que seguir improvisando por la lesión de Iza Carcelén.
Terminaba el partido con Salvi de lateral, con Alejo por delante y con Bodiger con Álex en el doble pivote. El equipo estaba ansioso, nervioso y con escasa lucidez, pero había que confiar hasta el final porque en más ocasiones había demostrado que su tesón podía tener premio.
Acumulaba gente con talento cerca del área, pero el balón no llegaba nunca en ventaja por los nervios que atenazaban al equipo. Era una cuestión de fe porque el cancerbero visitante estaba viviendo una noche plácida. Nano Mesa pudo marcar el tanto del ascenso ya en la prolongación, pero su peinada la sacó un defensa en la línea de gol.
Tuvo otra ocasión en una indecisión de la defensa del Fuenlabrada, pero el portero Femenía evitó el gol de Cala, que en esos momentos ya era un delantero más. Era un quiero y no puedo. Cosas del destino...