El día que el Dépor no tuvo piedad con el Celta
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Hace ya alguna semana que desde A Coruña se está intentando sensibilizar al Celta de la causa deportivista. Tras una pésima campaña, el Deportivo depende de ayudas externas para soñar con eludir el descenso y varios futbolistas de la plantilla blanquiazul han apelado al sentimiento gallego para intentar ablandar a los vigueses, buscándo algún favor de su eterno rival. Sin embargo, en Vigo llevan más de una década esperando este momento, la hora en la que ajustar cuentas con quien no tuvo piedad 14 años atrás.
Todo se remonta a la penúltima jornada de la temporada 2003/2004, una temporada que para los celestes pasó de ser la más ilusionante de su historia a una de las más tristes. El Celta disputaba ese año su primera participación en la Liga de Campeones, donde consiguió llegar a los octavos de final, siendo eliminado por el Arsenal. Sin embargo la exigencia de disputar tres competiciones fue poco a poco mermando a los hombres de Lotina, colocando al club vigués en una espiral de malos resultados que les hacía luchar en las últimas jornadas por evitar el descenso.
Por su parte el Dépor seguía inmerso en su época de bonanza, los de Riazor estaban su mejor temporada europea en la historia, llegando a las semifinales de la Champions después de eliminar en una remontada gloriosa al todopoderoso Milán. En Liga, estaban cómodamente colocados en la cuarta plaza, clasificados para la Liga de Campeones y con suficiente ventaja sobre e quinto puesto para no sufrir en las últimas jornadas.
Con esta situación se llegó a la penúltima fecha del campeonato. El Deportivo recibía al Celta ya clasificado a la Liga de campeones y con la única inquietud de ser tercero o cuarto, mientras tanto los vigueses ocupaban la 18ª plaza, necesitando ganar en el derbi para depender se si mismos en la última jornada, donde se enfrentarían al Mallorca en casa.
Por aquel entonces, el Celta también apeló a un hermanamiento entre clubes para que los deportivistas tuvieran compasión y no pusieran toda la carne en el asador aquella tarde. Incluso el Espanyol, el equipo contra el que peleaban los celestes para salvarse, estaba con la mosca detrás de la oreja por si un 'biscotto' entre ambos condenaba al club catalán. Sin embargo, el Dépor no tuvo ninguna piedad, jaleados por la hinchada, los coruñeses liquidaron el encuentro en 25 minutos con un demoledor 3-0.
Y mucho peor pudo ser para los vigueses, ya que en el descanso el Espanyol ganaba 0-2 en Son Moix, de manera que colocaban virtualmente al Celta en el descenso, en Riazor siendo una de las mayores humillaciones de su historia. Finalmente el Mallorca remontó y ganó aquel encuentro, dejándolo todo para la última jornada, donde también vencerían al Celta en Balaídos sellando el descenso de los vigueses a la Segunda división 14 años después.