El 'chileno' que se ganó el favor de su grada
El 'Tucu' abandona el Celta tras cuatro temporadas, dos de ellas complicadas, una por su falta de feeling con la afición y otra, la última, por la la ausencia de confianza de Juan Carlos Unzué. Sus otras dos campañas son gloriosas, marcando el ritmo de un equipo que regresó a Europa con él en el campo. Del 'Tucu' siempre quedará su trabajo, su entrega, garra y compromiso, pero también su calidad y visión de juego.
Su llegada no fue sencilla, desde el club se le catalogó como el sustituto de Rafinha, nada más lejos de la realidad. El 'Tucu' llegó lesionado y su juego, lento, no convencía a la hinchada. Su rendimiento no era el esperado y las críticas no tardaron en aparecer.
El 'Tucu' se convirtió en un arma arrojadiza para un Berizzo que vivió su peor momento en una racha de diez partidos sin ganar en los que el internacional chileno fue titular en seis de ellos. Anteriormente había dejado un taconazo en el Calderón para el recuerdo.
La mala racha se cerraba con el 1-0 al Córdoba marcado por la expulsión de Berizzo al salir al campo para protestar por un posible penalti de Planas. En ese encuentro el 'Tucu' sólo jugaría un minuto, en los seis siguientes las apariciones de Pablo Hernández fueron testimoniales, casi siempre entrando en el descuento.
Con el equipo salvado los minutos del 'Tucu' fueron en aumento, pero su juego siguió sin convencer a buena parte de la grada. Todo cambió en su segunda temporada, convertido en un pilar del equipo, logró formar, con Wass y Radoja una medular potente, con empuje y fuerza.
El Celta terminaba la temporada en sexta posición y regresaba a Europa, casi nadie discutía la labor del 'Tucu'. Pudo comenzar la temporada al mismo ritmo que sus compañeros ya que no participó en la Copa América disputada en Chile el verano de 2015.
Su tercera temporada en Vigo estuvo repleta de éxitos, su participación liguera bajó, pero debido a que el 'Tucu' jugó todo en Europa League. Solo algunos problemas físicos le impidieron aumentar su cifra de 3.570 minutos disputados a lo largo de 45 encuentros. Su segundo curso con Radoja y Wass compartiendo titularidad le dieron un papel protagonista en el Celta.
A base de trabajo, paciencia, adaptación al juego de Europa, garra y pelea Pablo Hernández se había ganado el respeto y cariño de la grada, la misma que en 2014 no confiaba en él. Su extenuante temporada no tenía fin y era citado por Pizzi para jugar la Copa América Centenario. Allí Carlos Sánchez, mediocentro de Colombia, le propinaría una brutal entrada que acabó con el 'Tucu' lesionado.
El Celta decía adiós a Eduardo Berizzo, su mentor en el mundo del fútbol, y llegaba Juan Carlos Unzué. Pablo Hernández se incorporaba más tarde a la pretemporada. Desde el comienzo quedó claro que el de Tucumán partía con desventaja respecto a sus compañeros.
El 'Tucu' comenzó el curso siendo suplente para acabar haciéndose con un puesto en el once los meses de octubre noviembre y diciembre. Una pequeña molestia le volvió a dejar fuera de combate ante la Real Sociedad, fue solo un partido, pero suficiente para que Unzué lo volviese a relegar a la suplencia.
A partir de enero, sus apariciones fueron más escasas, especialmente en el tramo final de la temporada, donde Jozabed fue el elegido. Esta situación le hizo estallar en una entrevista, en la que lamentaba su falta de minutos y no saber la razón de sus pocas oportunidades.
Con Antonio Mohamed el 'Tucu' tenía todas las papeletas de recuperar su protagonismo perdido. Pero el jugador pidió al club salir alegando circunstancias personales. El Celta se lo ha concedido y tras 149 partidos Pablo Hernández ha dejado de ser celeste. Le costó, pero acabó siendo un referente para la grada, uno de los mejores ejemplos de la afouteza.