Cardoso debuta siendo fiel a su ideario futbolístico

Miguel Cardoso es un hombre al que no se le puede acusar de traicionar sus principios. Al menos no lo ha hecho en su primer partido con el Celta de Vigo. Los celestes se presentaron en Anoeta con el sistema de juego favorito del portugués, el 4-2-3-1 y con un equipo marcado por la querencia y el buen trato al balón. Los errores en la entrega son fruto de un trabajo inacabado que necesita tiempo, la endeblez defensiva ya es más preocupante, porque se ha convertido en una constante en el Celta.

Planteamiento inicial

Sobre su esquema predilecto Miguel Cardoso se apoyó en la mayoría de los hombres que han trabajado con él estas dos últimas semanas en Vigo. De los 10 internacionales que tuvo el Celta en el último parón de selecciones siete se quedan fuera del once, dos de ellos por lesión.

La salida de balón desde atrás será clave en este equipo, algo que deja a Roncaglia en una situación incómoda. Hjulsager se ha ganado con su trabajo estar por delante de Sisto y Boufal, que sólo completaron un par de sesiones con Cardoso y se confirmó el banquillazo para Maxi Gómez.

Habrá que esperar a ver el equipo en Balaídos, donde podría apostar por dos puntas. En su lugar Cardoso le ha dado toda la responsabilidad en la creación a Brais Méndez y en la finalización a Iago Aspas. La titularidad de Emre Mor también deja entrever que el turco cada día está dando pasos adelante en su adaptación y compromiso. Pero finalmente fue Okay Yokuslu el mejor celeste sobre el campo.

Desarrollo del partido

El Celta va a sacar el balón desde atrás jugado para buscar ventaja en otras zonas del campo. Cuando lo logró ante la Real, los vigueses lograron plantarse en la meta de Moyá. Esta apuesta conlleva sustos y desgracias, malas entregas y goles en contra hasta que el equipo la ejecute con corrección.

Sorprende que ante la presión donostiarra Cardoso no liberase a los suyos a rifar tanto el balón en la salida desde la zaga o el portero, aunque en el once nadie podría bajar un balón en largo. Al finalizar el encuentro, el técnico reconoció que le hubiese gustado que sus jugadores hubiesen optado por algunos balones en largo para zafarse de la presión.

Reaccionó al descanso dando entrada a Maxi por Emre Mor, pero de nada sirvió porque Zurutuza sentenció el choque en el 47 en una nueva concesión de una zaga que queda de nuevo señalada por su excesiva endeblez. Con el 2-0 Cardoso buscó la calidad individual y cuando la Real dio por bueno el resultado llegaron las ocasiones. También fue el momento en el que los atacantes del Celta tuvieron la pelota.

Post partido

Cardoso reconoció que el equipo no supo comprender la salida del balón, que no siempre había que sacarlo en corto. Un dato relevante para quienes pudiesen acusarlo de cerrado en su idea de juego. El partido deja algunos detalles interesantes, pero con tan pocos entrenamientos y bajas tan importantes es muy complicado adivinar el rumbo de este nuevo Celta. Lo peor de la noche en Anoeta no fueron los errores, si no la nula capacidad para crear peligro, que llegó a cuenta gotas.

El Celta es mejor arriba, es donde acumula el talento y la calidad, desde ahí se tiene que construir. Los galones deben ser para Aspas, Maxi, Brais o Boufal. Tal vez este Celta tenga que volver a jugar a darse goles sin contemplación, que un 4-3 a favor es más sencillo de lograr que un 1-0, al menos con estos jugadores.

Si Cardoso prioriza el trabajo en defensa se volverá a equivocar como le sucedió a Mohamed. El equipo está construido para marcar goles, también para recibirlos, anular su ADN acabó con el 'Turco', Cardoso parece más capacitado para entender este equipo a pesar de las malas sensaciones que ha dejado en su debut.