Escribá corta la hemorragia defensiva
Uno de los grandes problemas del Celta este curso, y también de las últimas temporadas, es la incapacidad del equipo para no encajar goles. La fragilidad defensiva del cuadro celeste le convierte en uno de los equipos que más tantos en contra lleva a lo largo de esta temporada, 57, solo por delante de Levante y Rayo Vallecano, que han encajado 62 goles.
Pero lo cierto es que en las tres últimas jornadas el Celta ha sido capaz de poner el cerrojo a la puerta defendida por Rubén Blanco hasta el punto de conseguir dejarla a cero en la última jornada ante el Leganés, el primer partido de la era Escribá en lograr un hecho poco frecuente este curso.
Han sido dos los goles que ha recibido el Celta en las tres últimas citas, es decir 0,66 goles por partido. Una media que es muy inferior a los 1,71 tantos encajados en las 33 jornadas anteriores.
El empate sin goles ante el Leganés en Butarque supone el séptimo partido del curso en el que el Celta termina un encuentro con la portería a cero. Para encontrar el último precedente hay que remontarse a otro empate a ceros ante el Alavés el 23 de febrero de 2019.
La mejora defensiva es sustancial ya que los dos tantos recibidos no provienen de actuaciones estelares de Rubén Blanco, ya que en estos partidos no tuvo un trabajo excesivamente importante hasta el punto de que ante el Espanyol el tanto de Wu Lei vino de una mala salida del mosense.
Al Celta y Escribá le quedan tres partidos por delante para ratificar esa mejoría defensiva que les permita sumar los suficientes puntos para salvar la categoría. Barcelona, Athletic Club y Rayo Vallecano pondrán a prueba la fortaleza de una renacida zaga con la entrada de Cabral y Olaza.
