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Claudio Giráldez: "Medio aprendí a leer y escribir con los cromos, era un poco friki"
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Claudio Giráldez: "Medio aprendí a leer y escribir con los cromos, era un poco friki"

Claudio Giráldez ha cumplido un año al frente del Celta de Vigo. El joven técnico porriñés ha devuelto la ilusión al celtismo, que sueña con Europa gracias a una atractiva puesta en escena  y una decidida apuesta por la cantera. El entrenador repasa en ElDesmarque sus primeros pasos en el fútbol, como jugador en las canteras de Real Madrid y Atlético de Madrid, y como técnico. Su obsesión por el fútbol, su exigencia en busca de la excelencia y cómo su profesión empapa toda su vida son algunos de los aspectos que desgrana a lo largo de una hora de conversación. Esta es la primera parte.

¿Te acuerdas el último día en el que no pensaste en nada relacionado con fútbol?

De vacaciones, seguramente, o algo así... Fue hace mucho... La verdad es que es una parte de mí, de mis pensamientos, de mis sueños, de mi día a día. Es raro que no piense en fútbol un día, la verdad. Igual fue el día de mi boda pero no te sabría decir.

¿Un entrenador tiene vacaciones?

Bueno... Intentas desconectar, tener momentos sin teléfono, pero estamos conectados al teléfono porque siempre te pilla a mitad de un mercado o teniendo que decidir algo. Si no es el mercado es de la planificación, dónde vas a entrenar en pretemporada o cosas de tu día a día.

Es difícil tener momentos de desconexión pero vas aprendiendo que la cabeza tiene que evadirse en algún momento del día o tener actividades como el deporte, el cine o algo que te haga descansar mentalmente.

Entonces, entiendo que las leyes de desconexión digital o de las 37 horas y media son imposibles.

Sí, eso es imposible, imposible. Pero bueno, buscamos nuestra manera de poder sobrevivir y estar cuerdos.

¿Cómo es tu día a día?

Estoy intentando poner límites. Cuando te dedicas a algo que te gusta mucho y te apasiona, puedes estar todo el día dándole vueltas o buscando qué ver, qué estudiar, qué aprender...

En un día a día normal, me levanto sobre las 7:45. Desayuno con mis hijas, me vengo por aquí sobre las 8:15 u 8:30 y ya estamos preparando el entrenamiento, planes de partido, organizando vídeos con el resto del staff, con el que nos reunimos antes del entrenamiento, que empieza a las 11:00.

Claudio Giráldez (Foto: RC Celta).
Claudio Giráldez (Foto: RC Celta).

Después de entrenar hay una pequeña mini reunión del entrenamiento para valorar cosas, para sacar también datos, ver datos de físicos y recoger el vídeo del entrenamiento, que luego vemos por la tarde.

Comemos, estamos en la oficina después de comer viendo partidos que tenemos pendientes del rival, reuniéndonos con los analistas y con distintas personas del cuerpo técnico. Antes de comer a veces también hay reuniones con algún jugador individual. Estamos trabajando aquí hasta las siete u ocho de la tarde, depende del día.

Después ceno con mi familia y después, una vez que acuesto a las niñas, otra vez me quedo con el ordenador dándole vueltas, acabando de planificar el día siguiente o imaginándome planes de partido, buscando la forma de de poder estructurar una charla o preparando una rueda de prensa... cualquier cosa que tengamos al día al día siguiente pero ya con más pausa y tranquilidad. Personalmente me gusta mucho ese momento final del día, tener la tranquilidad y sin prisa de quedarme dormido.

"Intento estar todo lo que puedo para ejercer mi figura como padre, como hermano, como hijo, como pareja. La gente que está a mi alrededor me entiende, intenta apoyarme, estar a mi lado y ayudarme a que esa conciliación sea lo más llevadera posible"

Son muchísimas horas. ¿Algún día acabas y te arrepientes de todo?

Evidentemente hay cosas que tienes que dejar durante un tiempo de tu vida. Es una pena no poder estar al 200% en todas las cosas que hacemos en nuestra vida. Yo intento estar todo lo que puedo para ejercer mi figura como padre, como hermano, como hijo, como pareja. La gente que está a mi alrededor me entiende, intenta apoyarme, estar a mi lado y ayudarme a que esa conciliación sea lo más llevadera posible, lo más normal posible.

Tengo la suerte de que vivo en el lugar en el que nací, de donde soy. Trabajo en la misma ciudad en la que está la ciudad deportiva. Eso lo hace más sencillo. Tengo a todo mi entorno, a mis amigos y a mi familia a tiro de piedra. Pero son gajes del oficio, esta parte también la tienen otras profesiones y nos toca llevarlo de la mejor manera posible. No me arrepiento de cómo vivo porque me gusta lo que hago y porque sé que también estoy intentando garantizar un futuro tranquilo para mi familia.

Pero ahora que que tus niñas, sobre todo la la mayor empieza a ser consciente de lo que sucede a su alrededor, ¿Empieza a ser consciente de tus ausencias?

Hay días que te vas y le cuesta un poco más pero estoy todos los días con ellas, al principio y al final del día. Ojalá poder estar más. Ahora nos viene muy bien estos parones para poder pasar tiempo con la familia.

Creo que que me notan presente, yo estoy con ellas todos los días. Ojalá pueda estar toda mi vida estando presente de una forma o de otra, y cada vez con más tiempo, pero en este momento puntual que me toca vivir tengo que que vivirlo así, trabajar de esta forma y aprovechar que tengo energía para poder atender todo.

Eres muy joven, pero llevas toda la vida dedicado al fútbol. Te fuiste ya muy jovencito para para Madrid. ¿Cómo se vive siendo tan niño en unas canteras tan exigentes como la del Real Madrid y la del Atlético?

Creo que lo normalizas. Creo que la parte buena de vivirlo pronto es que esa presión, esa competitividad o esa exigencia pues la metes dentro como una parte de tu día a día. Hace que seas tú el que marcas el baremo de lo que tienes que exigir, que seas tú el primer crítico contigo mismo, el primer autoexigente y el primero que te que te marcas el listón al que puedes llegar.

Eso hace que en estos momentos actuales, en los que podrías ser mucho más consciente de la repercusión que pueden tener tus decisiones, tus aciertos o tus errores, lo veas como una parte de trabajo. Sabes que estás permanentemente decidiendo y siendo juzgado, sabes que estás expuesto a la opinión pública porque lo has visto como algo normal.

Entonces, intento ser positivo y ver que eso me ha hecho madurar pronto, ser responsable, ser exigente conmigo mismo y ser estable en los momentos buenos y en los momentos malos.

El nivel de exigencia de esas canteras es altísimo, el nivel de presión igual, son muchos los jugadores que no lo pueden soportar. ¿Canteras como la del Real Madrid o Atlético son trituradoras de chavales?

Cuando entras a la cantera del Madrid, Atlético o Barcelona no creo que nadie te engañe. Tú sabes dónde entras, dónde estás, sabes que entras en un mundo de competitividad y exigencia solo por poder estar el año que viene en esa misma estructura y poder llegar lo más lejos posible. Tú aceptas esa forma de trabajar y de proceder. Podrás verlo más justo o menos justo, pero lo aceptas y tienes que ser consecuente con donde entraste.

A mí me han tratado muy bien en la cantera de Madrid y del Atlético. No tengo nada malo que decir. Me han tratado a nivel personal muy bien, me han cuidado mucho. Han atendido mi educación, me han tratado siempre con respeto y han tratado con respeto a mi familia pero sabes que estás en un mundo exigente y que realmente te están tratando como un profesional en lo meramente deportivo desde que entras hasta que te vas de allí.

Has hablado de la educación que te brindaron, las has aprovechado haciendo dos carreras.

Sí, tengo dos carreras, aproveché para también sacar los dos primeros cursos de entrenador. Siempre me he preocupado mucho por mis estudios. Nos lo exigían también y nos incitaban a poder ser cada vez mejores en lo académico. Nos becaban también para poder sacar nuestra formación universitaria. Están pendientes de ello y bueno, en mi caso, porque mi familia era la primera que me exigía. Sabía que si suspendía una me tenía que volver para aquí.

He tenido la facilidad para poder estudiar en buenos colegios, para poder tener gente pendiente de mi educación, he tenido la facilidad de que se me daba bien y que podía compaginarlo con el fútbol.

¿Estudiar era un plan B por si no podías vivir del fútbol?

Para mí era un plan A. En muchos momentos me he notado con carencias para poder llegar al fútbol profesional como jugador. Es algo de lo que seguramente, echando la vista atrás me arrepiento, el no haber sido más mi plan A el fútbol en ese momento y haberme exigido más en lo físico o no haber confiado más en esa carrera deportiva a la que podía llegar. Seguramente cuando lo tuve cerca ya era era tarde. No tomé buenas decisiones o no me esforcé lo suficiente en la mejora de mi físico para poder competir en Primera División.

"De pequeño siempre fantaseé mucho con alineaciones, con el PC Fútbol y con este tipo de juegos que me hicieron ya no solo sentirme el jugador que manejas en la Play, sino el que está dirigiendo al equipo"

Estudiar no lo vi tanto como un plan A o B, sino como que me iba a dedicar a otras cosas que no tenían que ver con el fútbol seguramente por las carencias que yo me notaba y me veía en el terreno de juego.

¿Ya eras un poco entrenador cuando eras futbolista?

Sí, era un poco pesado, sí. De pequeño siempre fantaseé mucho con alineaciones, con el PC Fútbol y con este tipo de juegos que me hicieron ya no solo sentirme el jugador que manejas en la Play, sino el que está dirigiendo al equipo.

Como jugador pensé mucho más en el equipo, en cómo funcionaba el equipo, en intentar corregir a mis compañeros o debatir con el entrenador, que centrarme en esa mejora mía individual que a lo mejor tus compañeros sí que estaban haciendo. Yo estaba pendiente de cómo jugaba el equipo, de lo más táctico y lo más colectivo.

Sí que lo era, he tenido intercambio de opiniones con los entrenadores. También había entrenadores que me han hecho muy partícipe de los planteamientos o de cómo veía las cosas en un descanso. Era un poco, digo pesado, porque creo que no me correspondía, pero lo hacía.

¿Eras las de los niños que en el colegio en la libreta te ponías a hacer un once, apuntabas los fichajes, hacías equipos ideales?

Tal cual, tal cual. De hecho, aprendí a medio escribir y a leer viendo la Guía Marca y las revistas que había de aquella. También los álbumes de cromos, viendo cómo asociaba la cara del jugador al nombre. A partir de ahí iba aprendiendo a a unir sílabas. Mis padres siempre me contaban y me regalaban campitos de fútbol para que yo fuese rellenando con jugadores. Sí que era un poco un poco friki en eso.

Siendo jugador te sacas los primeros cursos de entrenador. ¿Cuándo siente que tu carrera o tu futuro van a ir hacia los banquillos?

Cuando estaba en el momento de tener 19 o 20 años y ya ves que estás en el Castilla y que lo tienes cerca no me lo imaginaba en ese momento. En el momento que ya vuelvo para aquí, para el Pontevedra, me vinculo a la cantera del Porriño porque tengo mucha gente trabajando allí. Es uno de los clubes de mi vida.

Ahí empecé a entrenar con un amigo en cadetes y me empezó a tirar el gusanillo. Me había sacado el uno y el dos en Madrid mientras estudiaba la carrera y me dije: 'Bueno, pues sí que me gusta esto'. Cada vez iba tirando más lo de entrenar y menos lo de lo de jugar.

Mis decisiones finales en mi carrera me llevaron más a entrenar, no a seguir estirando el chicle como como jugador. Me gustaba mucho más entrenar, fue seguramente en la época del Coruxo y Ourense en la que ya me notaba que me motivaba mucho más preparar un entrenamiento o un partido como entrenador que ir a entrenar yo como jugador.

En ese momento, en los últimos años de tu carrera, con tus primeras experiencias de entrenador, ¿Cómo llega el Celta a tu vida?

En ese momento me pongo con la coordinación del Porriño, convivo con Juan Diego, que es un trabajador todavía actual del Celta, porque ya estaba trabajando aquí en el Celta echando una mano con la preparación física de un equipo.

Hay una vacante en el Cadete B porque un entrenador se va a principio de temporada, quiero recordar que por una oportunidad deportiva. Les recomienda mi fichaje y me llaman Álex Otero, Michel y Edu Covelo para una reunión. Se entrevistan conmigo y dos días después empecé a entrenar porque empezaba ya la liga. Tuvimos buen filin y decidieron apostar apostar por mí.

Claudio Giráldez a su llegada a Riazor (Foto RC Celta).
Claudio Giráldez a su llegada a Riazor (Foto RC Celta).

Estaba entrenando en ese momento al Cadete de División de Honor del Porriño y estando echando una mano en la coordinación, también era el físico del Juvenil de División de Honor del Porriño. Ahí empecé, con el Cadete B y al año siguiente estuve en el Cadete A, creciendo poco a poco en el club.

En ese momento, ¿te das cuenta de que se puede vivir de ser entrenador?

Ganaba muy poco. No te creas que era por lo que ganaba. Evidentemente estás en una estructura que empiezas a ver que si han confiado en ti, si te ven cosas y vas viendo que entras a otro nivel en cuanto a jugadores, estructura, exigencia y vas viendo que los jugadores creen en ti te va auto afianzando en que puedes tener capacidad para esto y que puedes ir en el camino para poder llegar a ser profesional.

Sabemos lo difícil que es. Yo he tenido suerte, he tenido gente que ha apostado por mí, he tenido la fortuna de estar en momentos adecuados en el lugar oportuno y de prepararme para cuando me llegase intentar mostrar que estaba capacitado para esto, pero hay una pizca de suerte que tienes que tener porque hay mucha gente que jamás llega a tener esa oportunidad con mucha capacidad, seguramente más que yo.

Hay que reconocerlo, porque eso es una es una realidad. Evidentemente he intentado prepararme para poder tener esta oportunidad. Soy consciente de lo difícil que es tenerla y de lo pronto que me me ha llegado.

"Yo he tenido suerte, he tenido gente que ha apostado por mí, he tenido la fortuna de estar en momentos adecuados en el lugar oportuno y de prepararme para cuando me llegase intentar mostrar que estaba capacitado"

Cuando llegas a la cantera del Celta, más allá de tu formación como entrenador, hay un parte que puede ser fundamental, que es haber sido también tú un jugador de una cantera de élite que no alcanza la Primera División. ¿Ese bagaje te ayudó?

Vivimos de nuestra experiencia, de nuestros contextos y de los aprendizajes que sacas de las cosas que te van pasando. Yo he tenido la suerte de que lo que soy ahora mismo, viene de muchas cosas. Una de ellas es esa. Haber vivido durante tanto tiempo en una estructura como la del Madrid te hace entender lo que pueden estar sintiendo los jugadores de una estructura como el Celta.

Estar en el Atlético de Madrid B, haber estado en dos canteras tan importantes y luego en la del Celta tanto tiempo pues te da vivencias que tú le puedes explicar a los jugadores. No como tener la verdad absoluta, sino como tu propia experiencia e intentar por el propio bien de los jugadores, aconsejarles y ayudarles.

Luego, mi época en el Porriño me ha hecho vivir muchas partes de un club de fútbol. He sido coordinador, he sido entrenador, he sido preparador físico, he trabajado dentro del club consiguiendo dinero con subvenciones, con ayuntamientos, con empresas... he gestionado quien eran los entrenadores de la base. He montado el primer equipo del Porriño fichando yo a los jugadores. He gestionado las reuniones con los padres, he intentado estar en todas las partes de la estructura del club porque es un club muy pequeño con mucha poca gente que trabajaba.

Eso me hace pues entender seguramente lo que puedan sentir o pensar la gente con la que trabajo en mi staff o en el club, o la dificultad que tiene confeccionar una plantilla, o la dificultad que tiene conseguir dinero para sobrevivir en una entidad, sabiendo las distancias que hay entre el Celta y el Porriño, evidentemente, y lo meritorio que es la gente que está en el fútbol local, la gente que está entrenando a niños y lo difícil que es llevar un grupo, sea la edad que sea. Eso te hace valorar y disfrutar de cada paso que he ido dando en el fútbol porque soy consciente de lo difícil que es.

Entrenando cadetes, juveniles, incluso en el Fortuna, ¿Cuánto te toca ser padre, cuánto de toca ser hermano mayor? ¿Cuánto más hay además de los propios entrenamientos con chicos que son muy jóvenes?

Creo que es una mezcla de profesor, educador y familiar con entrenador. Si pensamos que tú vas a entrenar solamente a jugadores o futbolistas, nos equivocamos. Pero no solo en un fútbol formativo, creo que en todos los grupos humanos. Es decir, un entrenador de Primera División también tiene que entender que aparte de una parte técnica o deportiva hay una parte de gestión de personas con sus miedos, con sus problemas, con sus egos, con sus inquietudes o con sus aspiraciones.

Celebración del gol de Hugo Álvarez (Foto: CA Osasuna).
Celebración del gol de Hugo Álvarez (Foto: CA Osasuna).

Seguramente la base tenga una parte más educacional y una parte más pedagógica, pero con muchas cosas en común que es vincular y ayudar. Que vean que tú estás a su lado y no en contra de ellos o queriendo estar por encima de ellos. Yo intento ayudar a los jugadores que tengo siempre sabiendo que es imposible poder contentar a todos de la misma manera porque soy el tengo que tomar siempre las decisiones y el que tiene que quitarles de estar donde quieren estar ellos, que es en el terreno de juego.

Eso es imposible que todo el mundo pueda entenderlo, pero bueno intento ayudar a la gente que entreno cuando las entreno y cuando dejo de entrenarlas porque para mí forman parte de de mi vida. Cuando la gente te trata con cariño y con respeto, creo que lo normal es tratar es como a tus amigos o como a tus familiares y eso es lo que intento hacer. Luego tengo que tomar decisiones e intento que lo único que me puedan recriminar es si les metí o no jugar.

Hablas de hacer grupos y tú has encontrado en Rober, Laura y David casi una familia.

Sí, son las personas con las que más momentos distintos he vivido y más etapas distintas he vivido. He visto su evolución y su formación igual que ellos han visto la mía al igual que otras muchas personas con las que he trabajado que por muchos motivos no han tenido el momento vital para poder acompañarme o para poder estar más tiempo juntos. Me han enseñado muchísimo y he aprendido mucho.

Con ellos he tenido la suerte poder ir creciendo y sumando etapas. Los considero parte de de mi familia, de mi vida. Son mis amigos y aún encima creo que son unos grandes profesionales que es los que lo que les permite poder sobrevivir en un vestuario de Primera División y les tengan el cariño que tienen de todos los jugadores y de todo el entorno.

"Para mí lo más difícil es entrenar a niños muy, muy pequeños. Prebenjamín y Benjamín me parece lo más difícil. Creo que se valora poco a los formadores y los entrenadores que tienen esas edades"

Hablas de un vestuario de Primera División. Ahora que llevas un poquito más de un año en el, ¿Qué es más difícil, entrenar a un juvenil o a un filial por todo lo que conlleva con las edades de estos futbolistas o entrenar un equipo de Primera?

Creo que todos tienen su dificultad. Antes cuando te decía lo del Porriño también te podría vincularlo con entrenar al Gran Peña, un equipo de Preferente que entrenaba a las 9:30 de la noche, que no teníamos campo para entrenar, que compartíamos campo.

Era muy difícil ese equipo, muchos jugadores no podían venir por trabajo, no tienes medios pero todo el mundo tiene una ilusión brutal. Éramos 22 jugadores de los cuales llevábamos convocados a 16. Se quedaban fuera un montón de jugadores, no ganaban un euro.

También era muy complicado convencerles y motivarles y tengo una relación brutal con todo ese equipo. Quedamos todos los años, me enseñaron mucho y era muy difícil, igual que lo es, entender las dificultades que tiene un equipo de formación.

Para mí lo más difícil es entrenar a niños muy, muy pequeños. Prebenjamín y Benjamín me parece lo más difícil. Creo que se valora poco a los formadores y los entrenadores que tienen esas edades. Como estoy en Primera División tienes que conocer a los jugadores y cuando conozcas a los jugadores tu inteligencia y tu manera de ver cómo es el grupo, pues te toca tomar las decisiones y las líneas rojas de las que no te vas a mover, las normas que tiene que haber en el grupo.

Pero no deja de ser entender a los jugadores que tienes delante, convencerlos, motivarlos y ir todos a lo mismo. Todos tienen sus cosas buenas y todos tienen sus dificultades. Seguramente para mí me resultó más difícil el principio de mi andadura en el Gran Peña o el principio de mi andadura en el Celta B que el principio de mi andadura este año en el primer equipo.

¿Cómo se lleva entrenar durante tantos años a una generación de futbolistas que te han acompañado desde niños hasta llegar al primer equipo? No sé si son casi como tus hijos o tus hermanos pequeños.

Sí, tiene una parte muy complicada y una parte muy bonita que es ver a los jugadores crecer y llegar a alcanzar sus sueños cuando los has tenido desde cadetes o desde infantiles creo que es precioso.

Además teniendo aún encima la suerte de haberles acompañado en muchas etapas. Ver como llegas con muchos de ellos de la mano al primer equipo. Ver como pues sacan su carné de conducir o como se van echando una novia es muy bonito porque considero que son una parte de mi vida y y espero que en el futuro pues podamos compartir muchos momentos y considerarnos amigos.

Hugo Sotelo (Foto: RC Celta).
Hugo Sotelo (Foto: RC Celta).

También tiene una parte muy complicada, para ellos más que para mí, que es escuchar mi mensaje durante mucho tiempo. Evidentemente me tengo que reciclar y buscar la forma de de convencerles, de motivarles para que no lo vean como algo pesado o repetitivo.

Intento ser no demasiado rutinario, pero evidentemente rutinas hay y tienen que escuchar mis vídeos y mis charlas. Dentro de que cada uno es distinto entiendo que solo escuchar mi voz habrá días que me querrán matar. Como decía Sotelo hace poco tenemos una relación de amor-odio, yo también lo he dicho muchas veces, pero con todos, porque hay días que es bueno que desconectemos y que no les hable mucho.

Pero seguramente te lo podrán decir el resto de compañeros, son los jugadores con los que menos hablo en el día de hoy. Con los que menos tengo una conversación privada y a los que menos me dirijo y a los que, entre comillas, menos cuido porque los conozco mucho, ellos a mí también. Saben lo que quiero de ellos y yo sé lo que me pueden dar.

Cuando te toca decirles alguna cosa que no sea agradable, ¿cuesta más?

Soy mucho más exigente con ellos que con los demás. Soy el que más caña les meto, también tengo la confianza para poder vacilarles más. A mí, aunque no lo parezca, me gusta mucho la broma y con ellos lo hago más porque tenemos esa complicidad para hacerlo.

Creo que en general con todo el equipo tenemos un ambiente muy bueno, hay momentos para todo, para vacilar al míster, para vacilar al preparador físico, para que yo pueda reírme en un momento dado con ellos. Saben que hay respeto, ellos me lo muestran todos a mí y saben que yo les tengo que exigir y lo entienden. Evidentemente hay un día que una bronca mía no les sentará bien y es natural.

¿Eres de echar broncas?

No tengo mucha voz como para gritar demasiado, pero sí de exigir. Soy una persona exigente conmigo mismo y trato de hacerlo con los demás pero eso no significa perder las formas ni faltar el respeto, pero cuando tengo que abroncar lo lo hago.

De ese vestuario destaca una cosa, cuando las televisiones entran en el antes de los partidos, sois el único que tiene la música a todo volumen.

Sí, nos gusta. Soy un amante de la música, me gusta que haya música. Creo que nos transmite mucha energía y los jugadores también lo quieren. Los fisios o Fon siempre están pendientes de que haya música, también varios jugadores, como Cervi, se encargan mucho de ponernos la lista y de ir con el altavoz.

Creo que es importante esa energía y que mostremos en ese momento la energía que todo el mundo tiene dentro y nos ayudemos a a sacarla, a canalizarla y a darnos entre todos el último empujón. Me gusta que se respire ese ambiente y me gusta mucho la verdad el ambiente previo que hay en el vestuario, el cariño que se muestran entre ellos y la complicidad que hay entre los que juegan y los que no juegan. Creo que habla muy bien de ellos, de como son a nivel humano estos jugadores.

¿Cómo ha sido tu último año?

Una montaña rusa, la verdad. Ha ido todo muy rápido, hemos tenido muy pocos momentos para podernos a pensar y reflexionar porque a veces es necesario. Hemos intentando ser muy fieles a nuestra idea, intentando disfrutar al máximo de lo que nos ha ido viniendo, intentando hacer mejorar a nuestros jugadores y nuestro equipo e intentando atender a todas las responsabilidades que tenemos fuera del del fútbol. En mi caso con una hija recién que nació el 25 de febrero del pasado año, ayudando a educarla con mi familia.

También, evidentemente con algún momento complicado, con algún momento de derrotas, de que no nos salían las cosas, pero bueno es un año brutal. Ojalá todos los años sean la mitad buenos que este para mí lo personal. Lo he disfrutado mucho y he sido muy feliz cumpliendo cumpliendo mi sueño.

Vamos al 12 de marzo de 2024. ¿Cómo te enteraste de la destitución de Rafa Benítez?

Me llamó Marco al mediodía, me dijo que viniese por aquí, me lo dijo en persona. Me dijo que iba a ser yo el entrenador y que empezase a hablar con el cuerpo técnico para preparar el entrenamiento del día siguiente. Fue así, una conversación rápida, clara. Diciéndome si lo quería coger y yo diciéndole que sí, evidentemente.

A partir de ahí a funcionar porque en poco tiempo estamos entrenando, a las diez de la mañana estábamos aquí. A las once de la mañana ya estamos en el vestuario hablando con los jugadores. Esa tarde llamé a los capitanes para presentarme y hablar con ellos, para que supiesen que iba a ser yo.

Claudio Giráldez se presenta al vestuario del Celta (Foto: RC Celta).
Claudio Giráldez se presenta al vestuario del Celta (Foto: RC Celta).

Estuve intentando no hacer mucho caso al móvil que me estaba llamando mucha gente. Juntándonos ya con el cuerpo técnico para preparar las sesiones, para preparar el partido del Sevilla, para ver quién iba a ver los partidos. Fue todo muy rápido. Fue un martes y el miércoles estábamos con el primer entrenamiento y el el domingo empezamos en Sevilla a las dos de la tarde.

¿Se siente vértigo en este momento?

No, yo sentí ganas. El sentimiento que tuve es de ilusión. Lo primero que le dije a a Rober fue, 'vamos a ganar al Sevilla', lo primero que pensé es que íbamos a ser valientes. Había que ir a por ello, sabiendo que es fútbol y que podía ir mal, evidentemente, pero si te paras a pensar en las consecuencias y si era el mejor momento... yo me sentía preparado. Conozco mucho el club, conozco mucho al equipo, veía todos los partidos evidentemente, entrenamos al lado y sabía por dónde iba a tirar.

¿Esa primera semana dormiste algo?

Poquito, esa semana muy poquito. Dos o tres horas al día o así. Trabajo, trabajo y trabajo. Es muy difícil preparar en cuatro días todo lo que queríamos trasladar, los mensajes tenían que ser muy concisos, recuerdo que tardamos mucho tiempo en cómo preparar las charlas y los mensajes que queríamos trasladar, las palabras. Creo que era importante esos primeros mensajes y lo poco que íbamos a enseñarles del Sevilla.

Queríamos trasladar nuestro modelo y nuestra idea en esos días. Creo que los jugadores estuvieron por encima de lo que pudiésemos esperar en ese primer partido. La verdad es que las primeras dos o tres palabras que di el primer día con ellos me tranquilizaron mucho porque había gente quería y que que me escuchaba. Los primeros dos o tres pases que se dieron los jugadores en el partido de Sevilla también me dieron la tranquilidad de que eso iba iba a ir bien.

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