Champions Jeque League
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Una cuestión de orgullo, en eso se convierte la búsqueda de las semifinales de la Champions League para PSG y Manchester City, una aspiración que tanto los propietarios cataríes del PSG como los emiratíes del City tienen puesta en la máxima competición europea buena parte de sus esperanzas.
Y es que, más allá de lo meramente futbolístico, ambos saben que hay algo más en juego. Para estos jeques, la proyección de su imagen lo es todo, y por ello entienden que el partido que enfrenta a sus equipos representa la posibilidad de dejar por encima a una de las dos capitales del negocio petrolero.
Doha, capital de Catar, vio nacer al jeque Al-Thani, responsable del resurgimiento del PSG. Se trata de un príncipe heredero al trono catarí, que además es primo hermano de Abdullah bin Nasser, famoso por su etapa como dueño protector del Málaga.
Por su parte, Zayed Al-Nahyan es natural de Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes y, como su homólogo del PSG, también pertenece a la familia gobernante: en este caso, es hermano del presidente de la nación. Además del Manchester City, posee otros equipos como el New York City FC de la MLS.
Su empresa lidera la inversión económica en el fútbol, con más de 980 millones gastados en los últimos ocho años. Un hecho que ha despertado sospechas en los máximos organismos futbolísticos, que investigan la gestión del equipo inglés.
Para no ser menos que sus vecinos, desde Catar se está realizando una gran inversión en el deporte en general y en el fútbol en particular, con intención de mejorar la imagen del país. A la gran inversión en equipos y futbolistas, hay que sumar la organización de eventos como el Mundial de 2022.
Un proyecto que generó mucho debate, pues se habló de compra de votos, condiciones laborales de explotación en las obras de las infraestructuras e incluso fabricación de estadios desmontables.
Sin duda, historias inverosímiles a la altura solo de las grandes naciones sustentadas en el negocio del petróleo. Catar y Emiratos Árabes, 180 minutos, dinero contra dinero.
