Madrid abdica y corona al sucesor
Llegó el día. Tras casi 1.100 días Europa tendrá un nuevo campeón, y lo recibirá en la casa del ganador de las tres últimas Champions League: en Madrid.
El Wanda Metropolitano será la fiesta del fútbol inglés y devolverá el cetro continental al Liverpool o le dará al Tottenham Hotspur la oportunidad de entrar en el olimpo europeo.
La batalla comenzará en los banquillos. Con ambos equipos trabajados por dos entrenadores que tocarán por primera vez la gloria y que se han labrado a si mismos. La final la empezarán a jugar Jürgen Klopp y Mauricio Pochettino.
Las X que tanto el alemán como el argentino tenían en los días previos al choque las han ido despejando y ya las cartas están sobre la mesa.
Por parte de los lodinenses, Harry Kane es la gran recuperación. El atacante ingles bien suplido por Fernando Llorente en los últimos duelos ya está apto y será una de las grandes bazas de un Tottenham pese a que Pochettino en la previa del encuentro no quiso aclarar si partiría de inicio. El Tottenham también se apoyará en Heung Min Son y, previsiblemente, se guardará en la recámara la bala de Lucas Moura, estrella en las semifinales. El equipo de los cero millones de euros -no gastó nada en los dos últimos periodos de fichajes- está dispuesto a hacer historia y consagrarse como campeón de Europa dando continuidad a la línea ascendente mostrada en las últimas temporadas en las que ha peleado por la Premier League y ha rendido a un gran nivel en Europa.
Por su parte, el Liverpool que tanto sufrió para superar al Barcelona y que durante la eliminatoria sufrió importantes bajas como las de Roberto Firmino y Mo Salah, podrá contar para su revancha europea con el brasileño y el egipcio pero no tendrá disponible a Naby Keita. Los de Klopp buscan revancha y rechazan la etiqueta de favoritos tras caer derrotados en la final de la Champions League del pasado año ante el Real Madrid.
El camino hacia Madrid ha sido duro para ambos clubes, pero ya de nada vale mirar atrás. Las finales no se juegan, las finales se ganan y los dos clubes, empezando por sus entrenadores, tienen hambre. Tottenham y Liverpool son conscientes de que se encuentran ante una oportunidad única para hacer historia. Madrid abdica y corona al sucesor.