El 600 de la Copa no se toca: espera la próxima edición para hacer valencianismo
La Copa del Rey ganada por el Valencia CF hace ya dos temporadas fue algo difícilmente olvidable para todos los aficionados. Más allá del magnífico triunfo de los de Marcelino García Toral sobre el FC Barcelona, este acontecimiento dejó otras pequeñas historias entre los valencianistas. Y es que una de las cosas más bonitas que tiene el fútbol es justo esa: la forma en la que cada uno, en su familia, grupo de amigos, su trabajo... vive y disfruta de un mismo espectáculo. O si no que se lo digan a Nacho Machancoses y Santi Raga, dos aficionados acérrimos valencianistas que cogieron un Fiat 600 personalizado con motivos del Valencia y se lanzaron a la carretera para acompañar al equipo hacia la capital de Andalucía.
654 kilómetros de ilusión y valencianismo en la Copa del Rey
654 kilómetros separan las ciudades de Sevilla y Valencia. Pero esto no fue excusa para esta gran iniciativa: 'A por la Copa en un 600'. Estos dos aficionados no dudaron en lanzarse a la carretera, con un coche de más de 57 años totalmente personalizado con banderas, escudos y nombres de jugadores míticos del Valencia. José Luis Platero, un fallero valencianista, se encargó de que al automóvil no le faltara detalle. Un viaje que ambos amigos, representantes de la Penya Sentiment pel Mon, arrancaron con mucha ilusión y emoción.
"A los más pequeños decirles que vamos a ganar la Copa. Pero que, si pasa algo, siempre podremos ir a por otra. Pero vamos a ganarla, ¿eh?", vaticinaban los aficionados momentos antes de poner rumbo a Sevilla.
Si la salida de los dos peregrinos rumbo a Andalucía fue de lo más emotiva, su llegada estuvo cargada de risas, amigos e ilusión. "El coche ha aguantado bien, aquí está, hay que cuidarlo", admitían los dos amigos en su llegada a Sevilla. Nacho y Santi se unieron a sus compañeros peñistas y comenzaron a entonar los cánticos que llevarían en volandas al cuadro valencianista hacia la victoria ante todo un Barcelona.
El 600 de Santi y Nacho guió el camino a Gameiro y Rodrigo
El resto de la historia ya la conocen. El estadio Benito Villamarín fue el templo donde el Valencia disputaría la final de su octava Copa del Rey. Rodrigo Moreno dio el primer susto del partido tras regatear a Jasper Cillessen, pero Gerard Piqué evitaría el primer tanto; algo que no pudo hacer ante Kevin Gameiro, que recibió en el punto de penalti, evadió con facilidad a Jordi Alba y abriría la lata del partido. Pocos minutos después Rodrigo se redimiría de la primera ocasión del encuentro. Carlos Soler corrió al espacio, llegó a línea de fondo y puso un centro medido para que el hispanobrasileño rematara de cabeza a puerta vacía.
Ya en la segunda parte Leo Messi puso en vilo los corazones valencianistas. El astro argentino, que ya se había topado con Jaume Doménech y el poste en varias ocasiones, recogió un rechace a la salida de un córner y, con el propio Jaume vencido, marcó a placer. Casi 20 minutos más el descuento por delante y un titán del fútbol mundial delante. Pero este Valencia no conoce el miedo.
Lejos de esconderse, el Valencia trató de aprovechar la velocidad de Gonçalo Guedes para matar el partido a la contra. Y, de hecho, estuvo a punto de hacerlo en dos ocasiones: primero, en un mano a mano con Cillessen que mandó fuera; después, en el descuento, con un disparo desde casi 40 metros en el que el portero holandés había abandonado su área.
El 600 del Valencia, a la espera de otra Final de Copa
Los falló, pero qué importa. El Valencia se proclamó campeón de la Copa del Rey once años después. La escuadra de Marcelino volvió a celebrar un título que nuestros amigos, Nacho y Santi, jamás olvidarán. Eso sí, el 600 del Valencia sigue a la espera de nuevas aventuras. En la presente temporada, tras la derrota ante el Sevilla y con la crisis del coronavirus, seguirá durmiendo plácidamente en su cochera. Sin embargo, no cabe ninguna duda de que su motor volverá a rugir y volverá a seguir a su Valencia de camino a la próxima Copa del Rey.