Róber pierde su escaparate
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Víctor: "Las derrotas siempre hacen mella, pero buscaremos el aprendizaje"
Nadie de la plantilla deportivista debería estar contento tras la actuación de ayer ante el CD Mirandés, pero un jugador en especial estará más disgustado que los demás: Róber Suárez. El central canterano, que completó los 360 minutos que duró el Deportivo en la Copa del Rey, tenía en este torneo su escaparate personal para convencer a Víctor Sánchez del Amo de cara a la Liga y, sobre todo, seguir formándose a base de competir contra jugadores profesionales.
El pasado verano y después de completar una brillante pretemporada, el central coruñés tuvo la oportunidad de salir cedido a una categoría superior a la del Fabril (Tercera) para tener minutos y continuar con su aprendizaje, pero Víctor Sánchez del Amo le pidió que se quedara y le aseguró que sería el cuarto central del primer equipo. Róber tardó meses en comprobar si su técnico le decía la verdad, pues hasta la eliminatoria ante el Llagostera no entró en ninguna convocatoria. En Palamós realizó su debut y cumplió con creces, y a su segunda titularidad en la vuelta le unió la lesión de Lopo, que le permitió entrar en varias listas ligueras -sin llegar a jugar-. En la siguiente ronda, ante el Mirandés, repitió como pareja del central catalán y tanto en la ida como en la vuelta fue de los mejores: rápido al corte, seguro y valiente en la salida de balón.
Ahora, sin Copa y con los Sidnei, Arribas y Lopo disponibles, tendrá complicado acumular minutos en Liga y lo normal sería que regresara a la dinámica del Fabril, que además necesita un líder que asiente una defensa que ha estado muy dubitativa durante toda la temporada.