Los males del Deportivo se contagian a los fichajes

Con Maksym Koval en el banquillo y a la espera de una oportunidad para reemplazar a Rubén Martínez, Eneko Bóveda y Michael Krohn-Dehli formaron parte del once titular del Deportivo en la humillante derrota sufrida en Anoeta. Y ni el lateral vasco ni el centrocampista danés ofrecieron el nivel mínimo exigible contra la Real Sociedad.

Eneko Bóveda naufragó en el lateral derecho, saliendo en la foto del 1-0 anotado por Willian José. El ex del Athletic se quedó clavado un metro por detrás de Luisinho, Albentosa y Schär en una acción en la que terminó por romper el fuera de juego de Juanmi y que a posteriori el ex de Málaga o Southampton aprovechó para asistir al delantero brasileño de la Real.
Hasta entonces, las prestaciones del defensa bilbaíno no habían sido las mejores, pero tampoco había transmitido los síntomas de debilidad que ofreció a partir del primer gol local. Desde ese momento y sobre todo tras el 2-0, Bóveda desapareció, como el resto de sus compañeros, y la retaguardia coruñesa se convirtió en un esperpento.
Tampoco se puede rescatar nada positivo de Krohn-Dehli, en tierra de nadie en la medular. El danés perdió media docena de balones en la zona ancha, no tuvo presencia en la construcción del juego y estuvo totalmente desconectado del trabajo defensivo. En definitiva, pasó de puntillas por Anoeta en la noche de su estreno como jugador deportivista. Se esperaba mucho de él y no dio casi nada.
Parece claro que los característicos males del Deportivo se contagiaron a los nuevos fichajes. Una pena, pero ahora no hay tiempo par lamentos: toca hacer borrón y cuenta nueva, pues ellos dos deben ayudar al cambio.
Los puntos invitan a pensar que la situación del Dépor es reconducible, pero la pésima imagen de los coruñeses no invita a confiar en ello. Hay mucho trabajo por delante.