Yo sí que tengo miedo, papá
Aquí estoy. Celebrando el Día del Padre delante de un ordenador, escribiendo y echando de menos eso que a ti te hace tan feliz: el fútbol. Sabiendo que te llevaste la tele al hospital cuando yo iba a nacer porque había partido de España en el Mundial del 82 no me cabe la menor duda. Quizás me hayas pasado la vena futbolera a través de los genes pero lo que no has conseguido es hacerme del Real Madrid. No porque no lo hayas intentado después de colocarme en la rueda delantera de mi primera bici una banderita con el escudo merengue.
Eso sí, en aquella bici me enseñaste a lanzarme a la vida sin ruedines. Sin miedo. "No mires a la rueda, mira hacia delante" me decías antes de marchar a casa y cenar escuchando en la radio 'Radiogaceta de los deportes' con Pedro Pablo Parrado. Eso, antes del señor García, que no faltaba tampoco ni en casa ni el coche. Contigo me enganché al fútbol y a la radio deportiva. Me encantaba acompañarte a tus partidos y 'pachangas' y juntos dimos varios toques. Ahora que lo pienso nunca te importó que fuera chica, al contrario.
Y, bueno, tampoco te importó que finalmente no me hiciese del Real Madrid y me acompañaste a Riazor desde niña. Y de adolescente, me llevabas a los campos de categorías regionales a 'retransmitir' partidos para la radio del pueblo. Ese era mi 'hobby', un sueño que deseaba que se convirtiese en profesión. Tú lo sabías y siempre me has empujado a seguir, como en la bici. Pero, a veces, nos toca detenernos. Estamos sin fútbol, papá. El coronavirus nos está frenando y debemos ser muy responsables.
Una vez más, has querido animarme diciéndome: 'No hay que tener tanto miedo, Susana'. Es posible que después de haber jugado al fútbol en aquellos campos llenos de barro y sin vestuarios te hayas hecho más fuerte pero yo sí que tengo miedo, papá. Por ti y por todos los seres queridos. Si hoy nos quedamos en casa, mañana lo celebraremos. Yo espero que la salvación del Dépor y tú, el título de Liga del Real Madrid.