Demasiados señalados en el Camp Nou
Pocos se libran de ser señalados en el Camp Nou, desde Ernesto Valverde a la defensa, en un inicio de curso complicado para los azulgrana, especialmente en una semana en la que solo han sido capaces de sumar dos de los nueve puntos en juego.
Pero en el fútbol lo que impera es el resultadismo, siempre es una ventaja ser el tuerto en el país de los ciegos, y en este caso, el inconsistente Barça se mantiene al frente del campeonato de liga después de haber empatado ante el Girona y el Athletic en el Camp Nou y de haber perdido en Leganés, entonces colista del campeonato.
Más allá de Leo Messi y de Marc André ter Stegen, uno marcando goles y el otro evitándolos, el Barça no funciona. Pese a que Valverde tiene más fondo de armario, da la sensación de que no sabe manejar los recursos disponibles y que cuando decide poner en práctica rotaciones, tiene que deshacer sus planes ante el resultado negativo.
La realidad es que el Barça encaja demasiados goles. Lo denunció Leo Messi: "Tenemos que hacernos más fuertes defensivamente. No puede ser que recibamos goles todos los partidos. Veníamos de un año donde era muy difícil hacernos gol y ahora pasamos a este año que a la mínima nos convierten".
Y así los partidos se ponen siempre cuesta arriba. La pareja de centrales titular (Piqué, Umtiti) da síntomas de agotamiento en el primer mes de competición, Lenglet apenas tiene minutos y Vermaelen, el cuarto central, solo ha actuado para darle descanso a Jordi Alba en el lateral izquierdo.
En la media, Busquets acumula demasiados minutos y cuando Valverde le da descanso, el equipo se resiente. En esta posición, Coutinho es tan creativo como poco fiable en el repliegue; Arthur apenas cuenta, Arturo Vidal juega testimonialmente, y delante, Messi al margen, los otros dos titulares: Suárez y Dembélé, son irregulares.
A Luis Suárez históricamente le cuesta arrancar cada temporada y Dembélé, después de salvar al equipo en Valladolid y en San Sebastián y marcar en la Supercopa de España, es muy intermitente.
Lo del Barça es un problema de equilibrios, de encontrarlos atrás y en la medular; y de puntería, porque pese a su fútbol está lejos de su mejor versión, el pasado sábado ante el Athletic estrelló dos lanzamientos en los postes y pudo llevarse perfectamente el partido.
A todo ello se suman las dudas en Valverde. El técnico quedó señalado el año pasado, después de la eliminación en la Champions ante el Roma y los últimos resultados del equipo alimentan las sospechas sobre el futuro del entrenador.
El discurso de puertas hacia fuera del club es sobre la continuidad y el técnico tiene de tiempo hasta el próximo marzo para anunciar sus planes de continuidad. "Es la fecha ideal, para entonces ya debemos saber qué pasa de cara a la temporada que viene", dijo recientemente el presidente Josep Maria Bartomeu, en una entrevista radiofónica.
El próximo calendario del Barça servirá para definir el escenario inmediato. En el mes de octubre, los azulgrana tienen cinco partidos de la máxima exigencia que servirán para empezar a definir las posibilidades del equipo en las diferentes competiciones.
La serie de partidos empezará el miércoles en Wembley frente al Tottenham, un encuentro seguramente más trascendente para los de Mauricio Pochettino que perdieron en su estreno en la Liga de Campeones.
El próximo domingo (7 octubre), los de Valverde visitan Mestalla, uno de los feudos históricamente más complicados de la liga para el Barça.
Y los tres siguientes partidos, los azulgrana los afrontarán en el Camp Nou: el 20 de octubre frente al Sevilla, el 24 ante el Inter de Milán (Liga de Campeones) y el 28 contra el Real Madrid en el superclásico, cinco partidos para saber dónde se encuentra exactamente el Barça en este curso.