El ritmo no debe parar
Tras golear al Real Madrid (5-1) en El Clásico, el Barcelona defiende el liderato de LaLiga Santander en el estadio de Vallecas, donde le espera un Rayo Vallecano acechado por las urgencias y que busca sumar el primer triunfo de la temporada como local.
El conjunto azulgrana llega además descansado, pues siete de sus titulares no viajaron al Reino de León para medirse este miércoles a la Cultura Leonesa en el debut del equipo en la Copa del Rey.
Por tanto, el Barcelona retoma el pulso a la Liga pletórico de moral tras solventar de forma brillante la ausencia de Leo Messi ante dos rivales de entidad como el Inter de Milán en la Liga de Campeones y el Real Madrid en el torneo doméstico.
El astro argentino ha vuelto esta semana a los entrenamientos tras romperse el radio del brazo derecho contra el Sevilla, pero todavía no tiene el alta médica y tampoco estará en Vallecas. Por tanto, y en ausencia del '10', Valverde podría repetir el mismo once por tercer partido consecutivo.
Los defensas Samuel Umtiti y Thomas Vermaelen y el centrocampista Sergi Samper también son baja por lesión, mientras que el centrocampista Carles Aleñá debuta en una convocatoria liguera después de su buen actuación en Copa.
Valverde ha advertido en la víspera que su equipo debe aprender de la derrota que sufrió, en la sexta jornada, en Butarque (2-1), donde se dejó remontar ante el Leganés, en un nefasto inicio de segunda parte. Esa ha sido la única derrota de los catalanes en la competición y su técnico no quiere que se repita en Vallecas.
Por contra, el Rayo Vallecano afronta la visita del líder en el peor escenario posible, situado en descenso, con muchas dudas respecto al rendimiento del equipo y con veinte goles encajados en diez partidos que lo sitúan como el segundo que más encaja de la categoría.
Con este panorama, el Rayo sabe que todo lo que no sea sumar algún punto le seguirá hundiendo en la clasificación y complicando su salida del descenso antes de recibir la próxima jornada al Villarreal y afrontar el parón con tranquilidad.
Desde el vestuario se sigue confiando en el trabajo del entrenador Míchel, tal y como han declarado públicamente los jugadores, y el mensaje que se lanza es de tranquilidad. La realidad es que el Rayo no juega mal en muchos partidos, práctica un fútbol ofensivo y goza de ocasiones para marcar, pero el problema es que en defensa se muestra como un equipo frágil.