Un león famélico que volvió a comer
Luis Suárez no pasa por su mejor momento. No lo dicen sólo sus sensaciones, también los números. Una racha negativa a la que por fin puso fin este sábado, tras el triunfo del FC Barcelona en Nervión. Pese a que el ariete parecía que volvería a marcharse de vacío en un partido, perpetrando un mes de febrero negro para su cuenta personal, anotó el 2-4 definitivo que supuso un hálito de aire fresco para sus aspiraciones.
Cabía remontarse al 30 de enero para vislumbrar la última vez que Luis Suárez vio portería. Desde entonces, un total de cinco partidos en los que ha vuelto a toparse con su propia sequía. El charrúa se ha visto negado de cara a gol frente a Valencia, Athletic y Real Valladolid, en LaLiga.
Tampoco rompió ese hándicap frente al Olympique de Lyon en la Liga de Campeones, y mucho menos frente al Real Madrid en la Copa del Rey. De hecho en la competición doméstica no convertía desde el 20 de enero, cuando culminó una racha de cuatro goles en tres partidos.
Este sábado es cierto que lo intentó de todas las maneras posibles. No obstante se topó una y otra vez con la zaga sevillista, ante la que parecía impotente. Lo intentó con algunos disparos pero ninguno de ellos acarreó peligro. Tampoco conectó con sus compañeros, recayendo la responsabilidad goleadora otra vez en Leo Messi. Un premio que parecía marchito... pero que llegó al final. Cuando el encuentro expiraba, el uruguayo recibió un regalo idílico del 10, que le permitió plantarse sólo ante Vaclik. 480 después... Luis Suárez se reencuentra con el gol.