El futuro más negro de Antoine Griezmann en el Barça: tampoco encaja con cuatro delanteros
El FC Barcelona se midió este sábado al CD Leganés en partido correspondiente a la jornada 14 de LaLiga Santander, un duelo que se celebró lejos del Camp Nou, en Butarque.
De entrada, el planteamiento de Ernesto Valverde para enfrentarse al colista sorprendió. El técnico extremeño estaba obligado a reformar su once tipo ante las notables ausencias en defensa, pero más que ese aspecto, llamó la atención cómo dispuso a sus futbolistas de medio del campo hacia adelante.
Cambio de esquema y puso en liza un 4-2-3-1 con hasta cuatro delanteros (Messi, Griezmann, Luis Suárez y Dembélé) de inicio.
El planteamiento era, a priori, muy ofensivo, pero todo ello no se trasladó al césped.
Cualquier alineación que presente a los futbolistas anteriormente mencionados infunde pánico en los rivales ya que se trata de futbolistas de un nivel superlativo.
No obstante, a servidor -que ni mucho menos quiere dar lecciones de fútbol a Ernesto Valverde porque ni puede ni debe- le enseñaron desde muy pequeño que no se defiende mejor alineando a más centrales ni se ataca con mayor eficacia teniendo sobre el campo a más delanteros.
La primera parte que se pudo ver en Butarque no fue más que otra constatación de esta máxima, y es que el Barcelona estuvo atascado siendo incapaz de avasallar la portería de Cuéllar tal y como se podía interpretar que iba a pasar antes de que echara a rodar el balón. Piqué saliendo muy arriba para llevar el balón a los jugadores de ataque, Messi muy retrasado y Frenkie de Jong desnaturalizado.
Consciente de las dificultades que estaba encontrando el equipo y ya con el empate en el marcador tras marcharse al descanso en desventaja, Valverde deshizo su planteamiento e introdujo en el segundo tiempo a Arturo Vidal y Rakitic sacando del césped a Griezmann y Busquets.
Sorprendentemente, con el Barcelona ya dominando por completo el encuentro, volvió al planteamiento inicial con la sustitución que dio entrada a Ansu Fati por De Jong.
A fin de cuentas, parece claro que Ernesto Valverde no tenía claro cómo era mejor atacar al Barcelona.