Traición en el vestuario del Barça contra Joan Laporta y Xavi Hernández; negocia con el peor enemigo, acuerdo más cerca

Ousmane Dembélé puede ser protagonista de una de las traiciones más dolorosas que ha vivido el Barça recientemente. Y es que puede marcharse a final de temporada, aprovechando una cláusula de rescisión de únicamente 50 millones de euros que figura en su contrato, después de su última renovación hace solamente unos meses. Pero lo peor no acaba aquí, y es que el club tan solo ingresaría el 50% de esa cantidad, ya que el resto iría a parar a manos del futbolista y de su representante, Moussa Sissoko.

Xavi Hernández siempre ha hablado maravillas de ‘El Mosquito’, y ha confiado y apostado por él en todo momento, incluso cuando nadie más lo hacía. Por ello espera que el internacional francés tenga en cuenta eso, y apueste por su continuidad en el Camp Nou, rechazando todas las ofertas que pueda recibir, que no son pocas. Hay muchas escuadras que se han interesado en su firma, aprovechando su reducido coste, pero en especial hay una que le seduce por encima del resto.

Y es que como informa el portal web ‘Fichajes.net’, el Paris Saint-Germain sigue insistiendo en el extremo de 25 años. Nasser Al-Khelaïfi no se ha olvidado de él, y se arrepiente de hacer caso a Luis Campos y a Christophe Galtier, que desaconsejaron su incorporación el pasado verano, a pesar de que podría haber aterrizado de manera totalmente gratuita. Ahora esperan volver a retomar las conversaciones, y tener mucho más éxito que en la anterior ocasión.

Por el momento, en el Barça hay incertidumbre, y Dembélé no se ha pronunciado al respecto. Se sabe que Joan Laporta y que Mateu Alemany estaban por la labor de ofrecerle un nuevo vínculo, para eliminar cualquier tipo de cláusula de liberación, si bien por ahora no ha habido reuniones, ni se espera que haya ninguna hasta que la campaña esté llegando a su fin. Aunque puede que en ese entonces ya sea demasiado tarde, y no puedan hacer nada.

El ex del Borussia Dortmund y del Stade de Rennes puede irse seis años después de su llegada, y por una tercera parte de lo que costó.