Final agridulce
El Barcelona cerró la temporada con una derrota en Balaídos. El cuadro de Xavi Hernández no tuvo su mejor noche, espeso y superado por la necesidad del Celta. El equipo solo encontró la luz en el tramo final con la entrada de Dembélé y Ansu Fati. Un final agridulce con LaLiga ya en el bolsillo.
La primera mitad transcurrió con un Barcelona sin ideas ante un Celta que se jugaba la vida. Y eso definió el partido. Los de Xavi solo tuvieron un gol anulado de Kessié por fuera de juego, un Raphinha que lo intentaba, pero no finalizaba, y un Lewandowski más preocupado por la creación que por la definición ante la falta de balones. La defensa se veía superada ante el vendaval celeste y el gol llegó en las botas de Gabri Veiga. El canterano gallego subió el primer tanto al marcador ante la pasividad culé.
Tras el descanso, el partido siguió el mismo guion. Xavi intentó darle electricidad al ataque con la entrada de Ansu Fati y Dembélé, pero fue Gabri Veiga el que volvió a batir la portería. En esta ocasión, con un auténtico golazo ante el que nada pudo hacer Iñaki Peña.
El Barça reaccionó y apretó el marcador con un buen balón de Dembélé que aprovechó Ansu Fati. Un gol que desató los nervios en el equipo celeste, pero que definitivamente solo quedó en eso. Los nervios finales de un Celta que se queda en Primera y unas dudas de un Barça falto de ideas.