El rey gol no se postra ante el Levante
-
Así vivimos el Levante-Celta minuto a minuto
-
La decepción del día más aciago ante el gol, en imágenes
Lo del Levante UD empieza a coger un cariz dramático porque utilizar la palabra preocupante cuando los de Muñiz ya encadenan 14 partidos con una sola victoria suena a descafeinado. A un equipo se le empieza a poner pinta de cadáver cuando se aplaude una derrota, cuando es mejor que su adversario, goza de múltiples oportunidades y ya sea por la intervención del arquero rival, las menos, o por desgraciados errores a la hora de definir, las más, se le niega la suerte del gol. Con todo, al Celta (0-1) le bastó con hacer una pared entre Iago Aspas y Pione Sisto para, con una diana de este último, tumbar al Levante UD. Alerta roja en Orriols.
Por enésima vez, el Levante UD parecía dispuesto a quitarse de encima de una vez por todas su mal fario en el Ciutat de València y sobre todo cazar unos tres puntos que necesitaba como el comer. Tanto a nivel de clasificación, importante, como todavía lo era más renovar las sensaciones o directamente echar al vertedero las antiguas, malas, malas del peor augurio. De hecho, antes de que se pudiera ver la disposición de ambos conjuntos Rubén Blanco ya le había sacado de la escuadra a Boateng un remate a la salida de un córner. Pintaba bien la cosa aunque con precaución después de lo visto al conjunto granota en los últimos tiempos y sobre todo con la semana movida que se ha vivido en Orriols, con raje por allí y rajada por allá.
Había razones para no emocionarse con la buena ocasión del ghanés porque, a partir de ahí, el Levante se convirtió en un equipo previsible, en un cúmulo de imprecisiones en el que todo el mundo, como si estuviera en misa, la hora acompañaba, rezaba porque a Morales le saliese bien alguno de sus eslaloms o para que alguna de las peleas por arriba de Boateng se convirtiese en una segunda jugada para que rematase... Bueno, poco de eso se ha visto últimamente y nada se vio en el primer tiempo. Al Celta, por su parte, no se le veía atisbo ni intención de tomar el protagonismo ofensivo. La tocaba, la sobaba pero sin asomar demasiado por el balcón del área.
Parecía, bueno, casi era un clamor, como si los de Unzué estuviesen esperando al error del Levante para clavar su cuchillo en la mantequilla azulgrana. Y así fue. El conjunto granota no fue capaz de rematar una acción ofensiva y el Celta armó el contragolpe que iba a suponer el 0-1. Sin demasiados alardes, por cierto. Pione Sisto, que ya le había estado buscando las cosquillas sin demasiado éxito a Coke, fue el iniciador y el rematador del mismo. Iago Aspas se hizo sitio en la frontal del área para tirarle una pared y dejar con un buen pase al rápido extremo en disposición de rematar. El internacional danés batió a Oier con un tiro rasito y colocado al poste derecho muy difícil de parar para el arquero vasco. Volver a empezar.
Más difícil todavía. Al Levante le tocaba volver a remar en la peor de las situaciones, con el marcador en contra y la presión de enlazar cuatro meses sin ganar en su casa, el otrora fortín granota y que cada vez va quedando más en ruinas. Tras el descanso, Muñiz movió pieza y cambió su esquema, algo poco habitual, metiendo a Jason en el campo en sustitución de Campaña. Desde casi el inicio del segundo tiempo iba a notarse, al menos en presencia arriba: primero con un zurdazo bastante lejano de Jason que detuvo abajo sin problemas Rubén Blanco y luego con un balón colgado que peleó Boateng entre los centrales y le cayó a Ivi para que le pegase mordida y sin intimidar demasiado. Al menos era un comienzo.
La mejoría del Levante iba evidenciándose y, como el Celta seguía a verlas venir, que además le venía bien, con el paso de los minutos la sensación de que los de Muñiz podían marcar era mayor. Y no era para menos porque en el 56' Rubén Blanco tuvo que hacer un paradón de balonmano con el pie a chut de Boateng, que se había zafado bien tras un buen envío desde la izquierda de Luna. Esto espoleó algo a los celestes que, minutos después, perderían un balón comprometido en terreno de juego local y de nuevo casi les cuesta el empate. Jason lo recogió en la medular y vio el momento justo para enviárselo a Morales que, superando a Roncaglia, pegó un punteron que no cogió portería.
Sin demasiada continuidad en su juego, el Levante lograba sacar el alma y el coraje en busca del gol del empate pero, entre el portero visitante y la falta de acierto, el primer tanto granota no lograba subir al marcador. Boateng la volvió a tener a falta de 12 minutos para el final tras un buen centro de Ivi al corazón del área. El madrileño amagó con la zurda para enviarla con la derecha y entre los centrales se elevó el ghanés para saltar de forma potente y rematar de un testarazo. El esférico, sin embargo, se perdió rozando la cruceta.
Se lamentaba amargamente el joven atacante, que había gozado de grandes oportunidades para estrenarse en Liga en el presente ejercicio (ya anotó en Copa ante el Espanyol) pero el rey gol no estaba dispuesto a postrarse ante él. Pero lo peor estaba por llegar para Boateng, que no se creía lo que le estaba pasando. En el 85', Luna metió otra buena pelota y, cuando todo apuntaba a que Cabral despejaría en el primer palo, no lo consiguió y le cayó a las botas del ghanés que, de forma casi instintitiva, remató de primeras lamiendo la madera.
Ver para creer el hat-trick de ocasiones falladas por el africano, en uno de sus mejores partidos con el Levante UD. El drama auténtico llegó al final ya que la mejor ocasión de todas estaba por llegar. Parecía que el balón quería entrar, lo estaba rogando y por ello, tras un envío de Morales, cayó en las botas de Coke que, solo ante Rubén Blanco, se fue a las nubes. Reacción granota, al final insuficiente. La afición no tuvo otro remedio que despedir con aplausos a los suyos y la Liga no se compadece de nadie y menos de los que no logran marcar. El balón vuelve al tejado de la dirección deportiva.