Muñiz toma una decisión insólita antes de la final del Alavés
Dicen que, a grandes males, grandes remedios aunque enorme tiene que ser este último en comparación con la crisis de resultados que vive el Levante UD. Este miércoles, en la previa de la nueva final que tendrán que afrontar los granotas contra el Alavés, en el duelo que arrancará a las 21.30 horas en Mendizorroza, su técnico Juan Ramón López Muñiz ha tomado una decisión insólita con respecto al entrenamiento que el conjunto azulgrana tenía que llevar a cabo en el Ciutat de València y no ha sido otra que cerrar esa sesión del Levante UD para que fuese privada, lejos de los ojos de curiosos o simplemente asistentes.
Para el común de los aficionados al fútbol resultará curioso destacar esta decisión tomada por el entrenador pero si es noticia es porque es la primera vez que Muñiz dirige una sesión previa sin focos pendientes. Desde su aterrizaje en el Levante UD en verano de 2016, todos y cada uno de los entrenamientos del asturiano han sido a puerta abierta, siempre le ha dado igual que hubiese gente mirando e incluso apuntando los posibles onces para medirse a los rivales de turno. La pasada temporada, en Segunda, no había nada que esconder con una gran racha del equipo que subió a la Liga Santander bastante sobrado. En la presente, el trabajo siempre había sido desempeñado con luz y taquígrafos. Hasta este 28 de febrero, antes de jugar contra el Alavés.
Esto da buena medida de la importancia que el choque contra los babazorros tiene para el Levante y, especialmente, para Muñiz, que tiene la espada de damocles encima después de la racha de 13 jornadas sin conocer la victoria y sólo un triunfo en 20 encuentros. El técnico ha permitido, como es habitual en otros equipos, que el primer cuarto de hora se desarrollase a ojos de todo el que quisiera pero, posteriormente, se ha invitado a los informadores y a los asistentes a retirarse de las gradas.