De Paco para Paquito: una despedida gloriosa

El mayor espectáculo del mundo (5-4). Eso es lo que se vio en la noche de este domingo en el Ciutat de València o, al menos, lo máximo a lo que puede aspirar el público que abarrotó el feudo del Levante UD, que vio cómo el conjunto granota le bailó a todo un FC Barcelona invicto (hasta la fecha) en un partido más propio de la Copa Davis que de la Liga Santander. Y es que, a lo Rafa Nadal, la escuadra de Orriols tuvo una renta de 5-1 con Boateng como máximo protagonista con su hat-trick pero los culés, comandandos por un inmenso Coutinho que también se firmó un trío de dianas, acosó hasta el final. Pero pudo más el coraje y al apretar los dientes de este Levante UD de Paco López del que ya no sorprende nada. A buen seguro que Paquito Fenollosa sonrió ampliamente, aunque fuese por un momento, en sus momentos más difíciles.

El arranque del Barcelona auguraba que el conjunto granota las iba a tener que pasar canutas para no salir goleado por el ya campeón de la Liga Santander, cuya motivación era terminar invicto en el campeonato en la presente temporada. Las combinaciones entre Iniesta y Coutinho y la percusión de Dembelé por la derecha hacían que las acciones de los locales cotizasen en números rojos pero el espíritu salvaje del equipo de Paco López estaba muy cerca de desatarse. Y vaya si lo hizo. Dirigido desde la caldera por Lukic, comandado a toque de corneta por Morales y con Boateng convirtiendo en oro cualquier balón que le llegase, los de Valverde no iban a tardar en desmoronarse sobre el césped.
El primer golpe para los culés le llegaría al rostro en el minuto 8. Campaña recuperó en la frontal y, entre disparar, con buena posición para ello, o hacer daño con un pase, optó por lo segundo y la pelota cayó en los pies en polvorosa de Morales. Con el estado de forma del madrileño, se temía (el rival) lo peor y no les faltaba razón ya que, en dos zancadas, se marchó de dos adversarios y le puso el pase de la muerte a Boateng. La pelota le llegó con algo de dificultad al ghanés que, con un escorzo, la envió a la red. Parecía una locura pero respondía a la cordura de este Levante de Paco López, que parece no tener límite, se conoce que no encuentra rival, nunca hay víctima suficiente para llevarse a sus fauces.

Y no era bastante porque, instantes después, Bardhi ya había estrellado el balón en el larguero tras correr de los pies de Roger a los de Boateng y hasta el macedonio al filo del área chica. El Barcelona se encontraba en estado de shock y no era para menos porque los granotas eran una manada de búfalos dispuestos a hacerle pagar caro a los catalanes los malos momentos del actual ejercicio que, afortunadamente, han quedado muy atrás. El campeón intentó quitarse de encima a su hambriento rival y la única manera en que pudo hacerlo fue un disparo de Dembelé que Luna desvió a tiempo a córner.
Todo fue en balde, el Levante quería más y su nuevo delantero estrella, sí, porque quedaba mucho por escribir en este partido, estaba todavía más despendolado. Boateng, a la media hora, recibió el cuero tras una gran acción de Lukic, se adentró en el área, regateó a Ter Stegen y de nuevo traspasó con la pelota la línea de meta. Parece fácil describirlo y más todavía lo hizo el africano, que ponía el 2-0 en el luminoso. Ver para creer. Los animos se iban a enfriar momentáneamente con un buen gol de Coutinho desde la frontal que por la mente de los más pesimistas haría pasar que lo que venía a continuación era la ¿inevitable? reacción de los blaugranas.
Los que pensasen a la tremenda estaban igual de tremendamente equivocados. Y es que tan solo habían discurrido unos segundos tras reingresar los 22 en el terreno de juego cuando Bardhi ya la había clavado en la red con un gran tiro desde fuera del área. 3-1. La locura se había tomado un respiro en la recta final del primer tiempo pero, tras el tentempié, volvió con aires renovados. En el 49', el esférico le llovió a Campaña en la línea de medios y, con su gran calidad, sin dejarla caer abrió hacia Luna en posición de extremo izquierdo. El mallorquín se la deció a su vez a Boateng que, con un chut cruzado y muy ajustado, situó el cuarto en el casillero de los granotas.

Definitivamente, los hombres de Paco López habían enloquecido. Bendita demencia en su partido con más claridad en ataque. Y en todo. Luis Suárez intentó recortar distancias pero su tiro, en posición demasiado escorada, fue a parar a las manos de Oier. Y, en la siguiente acción, el Ciutat de València se venía abajo. En un nuevo contragolpe, la controló Roger y, viendo entrar a Bardhi, esperó al momento exacto para cruzarla entre las piernas de los defensores y que el pequeño centrocampista, con otro tiro de calidad, hiciese el 5-1.
Decir que el triunfo estaba encarrilado era quedarse corto aunque, siendo el minuto 56, el pensamiento de los pesimistas, si es que todavía quedaba alguno, volvía a imponerse, en una lucha de fuerzas que duró lo que se prolongó el partido. Y es que, poco después, Coutinho recortaría distancias con un tiro rebotado que batió a Oier y, en el 63', una acción prácticamente calcada: el portugués firmaba su hat-trick de nuevo aliándose con una carambola que volvió a desestabilizar al meta granota. El marcador ya reflejaba un 5-3 que se convirtió en más preocupante cuando, a 20 del final, Melero López señaló el punto de penalti. Luis Suárez se encargaría de engañar y de batir por arriba al irundarra del Levante y subir el 5-4 al marcador. Más emoción imposible y sobre todo cuando, en el 73', en una acción sacada desde la frontal por Rakitic, el propio uruguayo cabecearía por encima del larguero cuando lo tenía todo para igualar.

El Levante iba por delante en el marcador pero la sensación era que, en cualquier momento, todo el trabajo realizado podía irse al traste. Las tablas estuvieron a punto de llegar al marcador tras un centro de Jordi Alba que Luna estuvo a punto de convertir en un autogol. Coutinho seguía bailando el vals consigo mismo y su presencia empezaba a ser desasosegante para los de Paco López. Quién le iba a decir al Barcelona que incluso pudo haber encajado un gol más si en un despiste entre Busquets y Ter Stegen la puntería de Rochina hubiera estado más afinada. No pudo haber set pero ni falta que hizo. Menuda echada de telón del Levante a la temporada, un telón glorioso en el mejor teatro del mundo.