El Levante de Nafti sigue hundiéndose sin tocar fondo

El Levante UD perdió ante el Racing en la jornada nueve de LaLiga SmartBank gracias a un gol en propia puerta de Vezo tras un centro de Mboula. Los cántabros fueron letales a la contra, se dejaron dominar pero gozaron de las mejores ocasiones y pudieron haber logrado una renta más amplia de no haber sido por Cárdenas. El equipo de Nafti sigue a la deriva, hundiéndose, sin tocar fondo, incapaz de hacer valer su mayor calidad en el campo. Las soluciones desde el banquillo no existen y cuando llegan son cuestionables. Por ejemplo,. tras el emocionante homenaje a Preciado, leyenda idolatrada por ambas aficiones, Nafti recibió una pitada atronadora. El técnico se dejó a tres de los fichajes en el banquillo, cambió a los interiores de lado en pos de un buen juego y de victorias.

Los nervios estaban a flor de piel en el Ciutat porque estaba prohibido fallar más y se notó. Montiel, perdió un balón en la medular que propició la primera llegada del Racing que acabó en nada. La respuesta fue una rápida contra que Brugué marró sólo ante Parera. Pero la tensión estaba presente en cada jugada, el Levante perdía y perdía balones y antes del primer cuarto de hora sólo la providencial intervención de Cárdenas ante el remate de Matheus Aias evitó el drama. La jugada llegó propiciada tras una pérdida y una buen internada de Mboula por la derecha.

En el 17, de nuevo mismos protagonistas, Aias aprovechó un resbalón de Vezo para quedarse sólo de nuevo ante Cárdenas y la mandó a las nubes. La afición se impacientaba porque arriba las cosas no iban tampoco mejor. El equipo tenía sus llegadas pero la ocasión más clara fue un cabezazo de Soldado tras un córner.

Los granotas acumulaban llegadas e imprecisiones a la par mientras que el Levante no le perdía la cara al partido y se aprovechaba de los nervios granotas y sus fallos en la salida de balón.

Nafti volvió a permutar sus interiores deshaciendo su apuesta inicial y adelantó aún más a Iborra, todavía lento, pero que puede rematar balones en el área y aclararle el espacio a Soldado. Pero ni por esas. Aunque la sensación siempre fue de que el Levante sólo desplegaba una parte ínfima de su potencial, al descanso se llegó con el marcador inicial gracias, entre otras cosas, al meta Cárdenas.

El Levante UD se complica la vida y Nafti deshace su apuesta

Tras el paso por vestuarios, el panorama cambió radicalmente porque el Racing, esta vez sí, aprovechó la primera pérdida granota. Pombo la abrió a la derecha y el centro chut de Mboula lo metió Vezo en su propia portería. 0-1 y todo se complicó.

El Ciutat pitaba, el equipo lo intentaba y el Racing probó dos veces más a Cárdenas. Nafti siguió deshaciendo su apuesta con los cambios y sentó a Soldado y Pepelu para sacar a Bouldini y Wesley Moraes, dos puntas natos. Además, retrasó a Iborra al medio para que jugara de cara y reducir el número de balones perdidos.

El Racing pudo sentenciar en el 61 pero Juergen absolutamente sólo la tiró al larguero con Cárdenas ya batido. El público estalló contra el palco y los nervios afloraron sobre el verde, dónde el Levante de Nafti era incapaz de dar tres pases seguidos y empezó a buscar el gol con balones largos.

Los granotas dominaban el esférico de forma estéril, roma, sin crear apenas peligro apenas y el Racing a la contra hacía mucho daño. Por fortuna, en el 77, cuando el fondo Alboraya cantaba "Nafti vete ya", el Racing se quedó con uno menos por la doble amarilla a Aldasoro, expulsión justa que acrecentó el dominio local pero también la ansiedad por marcar.

El técnico, desesperado, sacó a Pablo Martínez y Álex Muñoz por Saracchi y Montiel (el mejor hasta la fecha) y después hizo lo propio con Rober Ibáñez por Brugué, agotado.

En el otro bando, Juergen fue expulsado después de haber sido cambiado por ir burlándose de la grada y, a pesar de la roja, siguió con su actitud chulesca, lo que casi le cuesta una agresión antes de enfilar el túnel de vestuarios. Ni esa herida en el amor propio, ni los nueve minutos que añadió Gálvez Rascón sirvieron para nada. El Levante de Nafti sigue a la deriva, hundiéndose y no parece tocar fondo.