El deporte le dio la libertad: la inspiradora historia del triatleta Juan Miguel Esteban
El deporte está plagado de historias de superación, de esfuerzo, de resiliencia. La de Juan Miguel Esteban las aúna todas, hasta el punto de que supuso una ayuda primordial para recuperar su propia vida. Una luctuosa situación lo llevó a prisión. Juan Miguel se puso a correr en el patio de la cárcel como medicina para sobrellevar el calvario y el deporte le dio la libertad. La inspiradora historia del triatleta madrileño protagoniza un nuevo capítulo de las #Historias123aCorrer de ElDesmarque y Santander.
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Subcampeón de España de culturismo, Juan Miguel Esteban Aceituno fue condenado por un delito contra el derecho al trabajador. No reconocer la culpabilidad le castigó con catorce años. Había que prepararse psicológicamente para aquello y sus primos le animaron a correr. En los vis a vis y en envíos por correo le hicieron llegar zapatillas y ropa deportiva. El patio de 120 metros se convirtió en su nuevo mundo, haciendo carrera cada día durante cuatro horas y media.
El triatlón se cruzó en su camino
Su comportamiento y ejemplo le granjearon la posibilidad de un permiso para participar en una carrera y la oportunidad de un reportaje sobre su historia en una revista especializada en running. A partir de ahí, la propia institución penitenciaria le pidió que la representara en una prueba de triatlón. Sólo había corrido, pero se buscó la vida para nadar y hacer bicicleta, y poco tiempo después ganaba con brillantez el Medio Iron Man organizado por Banco Santander en Madrid.
Su madre lloraba al teléfono cuando vio publicado un reportaje que había tardado en grabarse seis meses. El deporte le sirvió para aferrarse a la vida, para soportar psicológicamente un trance durísimo. También le devolvió una nueva vida en la que ahora ejerce, entre otras cosas, de entrenador personal, entrenador de triatletas y director comercial de una piscina.