(2-2) Mucha pegada, sólo un punto
R. Sporting de Gijón | 2 | 21 | Málaga C.F. |
Málaga C. F.: Munúa; Mtiliga, Iván, Weligton, Manu; Juanito (Apoño (60'), Xavi Torres; Fernando, Forestieri, Duda (Luque, 70'); y Baha (Pedrito, 50').
Apretaba el Sporting por banda derecha, con Tati Maldonado como hombre más incisivo. Munúa hizo una parada de balonmano a Barral. Alguna pincelada llegaba también desde la izquierda con un viejo conocido malaguista, Diego Castro. El doble pivote, Torres-Juanito, contenía con cierta solvencia, aunque se echaba de menos algo más de trenzado de fútbol. La sombra de Apoño, resguardado por sus perennes molestias musculares, que sólo aconsejaban media hora de juego. Muñiz le dejó el final del partido. Tampoco mejoraría lo que había.
En estas, Forestieri. Titular en el lugar de Obinna, exhibió virtudes y defectos del nigeriano. Revoltoso, incómodo para la zaga rival, pero falto de lucidez ante la meta rival. Botía le pateó, sin llegar a los niveles de Pepe con Casquero, de manera impune en el centro del campo. Mezcló bien con Baha, que le habilitó dos veces ante Juan Pablo. Con 20 metros de carrera y todo el campo por delante, en una ocasión ni llegó a tirar y en otra le pegó con el exterior de la derecha cuando los cánones pedían el interior de la izquierda.
Perdonó Forestieri y el Sporting se lo cobró. El refranero de la calle dice "córner tonto, gol". Weligton, hasta entonces imperial, la pifió en un despeje y concedió un saque de esquina ya con el tiempo cumplido. Inapelable cabezazo del gigante Gregory que Duda desvió al larguero, pero no evitó que entrara.
Sin dominio claro de ningún equipo, de nuevo pegó el Málaga. Y otra vez intervino la zurda de Duda, para colgar una falta venenosa desde la línea de medios del Sporting que generó dudas en la zaga. Con Juan Pablo a media salida, Weligton le dio con la planta de su pie derecho para mojar en su campo talismán, el único en el que había marcado con el Málaga en partido oficial, hace dos temporadas en Segunda. No gobernó el partido como requería el duelo el equipo de Muñiz. Y Canella lanzó un disparo duro desde más de 30 metros que Munúa no detuvo. Y era parable. Colocó mal el cuerpo y el balón le dobló las manos. Otro empate y, de nuevo, partido abierto.
El Sporting fue a por el partido de nuevo, con más ambición que el Málaga, y convirtió aquello en un monólogo. Ni Luque ni Apoño aportaron nada bueno al equipo. Tampoco Pedrito, que había relevado a Baha poco después del descenso y que tuvo la última del partido tras una galopada que acabó en tiro manso. Un punto a domicilio puede valer en determinadas circunstancias. El Sporting llegó más, quisó más. El Málaga mostró una buena pegada. La renta fue un punto. Poco por un lado, mucho por otro. Pero la salvación, en términos numéricos, está más lejos que ayer y queda una jornada menos.