
Donde dije digo, digo Diego. Día y medio después de que Ángel Torres estrechara la mano de Fernando Sanz en presencia de Sandro y José María Fernández Mochón rubricando el acuerdo para que Miku jugara cedido en el Málaga, ha dado un paso atrás. Ha vulnerado el pacto de caballeros que supone esa acción. Le echa las culpas al jugador venezolano alegando que es él quien no quiere venir a Málaga, pero detrás de la historia se esconde un interés propio en que el jugador continúe en Getafe lo que resta de temporada. Tanto es así que el propio Torres ha tomado cartas en el asunto. ¿Y qué ha hecho? Cambiar el nombre de Miku por el de Kepa. Suena a trabalenguas, pero es el timo de la estampita. El presidente azulón ha bloqueado incluso la salida del jugador marbellí (que estaba entre el Cádiz y el Córdoba) con tal de colocárselo al Málaga. Pero Sanz no cuela. Primero porque al que quiere es a Miku. Segundo porque Kepa ya despreció al club de Martiricos el año pasado y tercero porque se siente estafado y no lo va a consentir. Y menos aún después de haber dejado marchar a Edinho.
El acuerdo era total hasta hoy mismo. El Getafe incluso se ofreció a pagar su reconocimiento médico y el Málaga le hizo un seguro al jugador en el caso de una hipotética lesión vistiendo la albiceleste. Todo estaba resuelto. También con el Valencia, su anterior club. Sanz había cerrado con los dirigentes valencianistas un acuerdo por el que la entidad de Martiricos se hacía cargo del 75% de la ficha del jugador y el Valencia le pagaba el 25% restante en concepto de rescisión de contrato. Entonces apareció el Getafe, que en principio iba a respetar el acuerdo. Pero un cable se le ha cruzado a su presidente, que ha dejado en stand by la cesión. Sin embargo, las negociaciones no están rotas y en las próximas horas se retomarán lo contactos. Mañana puede ser el día clave. O incluso el domingo si a Ángel Torres le da por aparecer en La Rosaleda y enseñar sus cartas.
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