El Málaga no está muerto. Contra un Getafe mermado por una expulsión a la media hora del partido, el conjunto de Juan Ramón Muñiz sacó tres puntos sobre la bocina. Sufrió demasiado sí, pero la victoria también le da muchísimo. Recupera a Baha, goleador y héroe. Estrena a Caicedo, refuerzo que no desagrada del todo. Y sale del descenso, a respirar algo de aire. También pierde. A Apoño, el sufridor de La Palmilla que por enésima vez rompió motor. Pero ganó otra final en una Rosaleda señorial. La afición se lleva su merecido caramelo.
Por encima del fútbol, del juego y de las sensaciones, sólo hay una cosa. Los puntos. Tres perlas que separan a los millonarios de los vagabundos. El Málaga se sentía pobre hasta los últimos instantes del partido, pero entonces, en un segundo, todo cambió. Quedaron atrás semanas y semanas en descenso, de nervios, de tensión... de rabia. La ira se le salía por los ojos a Nabil Baha, autor del tanto salvador en una celebración que decía mucho de lo que le pasaba al equipo hasta hoy. El francomarroquí era una bomba rodeada por los compañeros. Pura dinamita que demostró tener al rematar el enésimo centro de Jesús Gámez desde la derecha. Instinto de killer. Sólo necesitaba estar ahí, en el hueco del nueve. Tuvo dos ocasiones más. Y en sólo 45 minutos.
Árbitro
Turienzo Álvarez (Colegio C. Leonés). Amonestó a Jesús Gámez, Juanito, Rafa, Iván, Pedro León, Forestieri, Soldado, Pedro Ríos y Baha. Expulsó por doble amonestación a Boateng.
Formaciones
Málaga C.F.: Munúa; Gámez, Iván, Weligton, Mtiliga; Juanito (Juanmi, m.80), Apoño (Forestieri, m.56); Fernando, Benachour, Javi López; y Caicedo (Baha, m.46).
Getafe C.F.: Codina; Rafa, Cata Díaz, Mario, Miguel Torres; Boateng, Celestini (Kepa, m.86); Pedro León (Pedro Ríos, m.67), Casquero, Manu del Moral (Adrián, m.79); y Soldado.
GOL
1-0, minuto 84. Baha.
INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la decimoctava jornada de Liga disputado en La Rosaleda ante unos 20.000 espectadores.
Claro que pasó mucho más que eso. El Málaga jugó tres cuartos del partido contra 10 hombres después de la expulsión por doble tarjeta de Boateng y, por momentos, parecía incapaz de aprovecharlo. El Getafe, con uno menos, se acomodó en su planteamiento de fútbol al contragolpe y los de Muñiz no han sabido crear superioridades hasta los últimos diez minutos. Forestieri, más acertado que otros días, lanzó en más de una jugada a los suyos hacia arriba, pero nadie daba con la tecla para definir.
También se lesionó Apoño, que para La Rosaleda es un peligroso deja-vu, porque sin el de La Palmilla el equipo baja muchos enteros y la afición lo sabe porque ya ha aguantado demasiadas jornadas sin él. Y debutó Caicedo, que tuvo toda la primera parte para ir respirando el aire que sopla por la Liga. Es fuerte y no del todo lento, pero aún no se sabe las artimañas para deshacerse de las marcas que se estilan en España.
En definitiva, el Málaga no hizo su mejor partido. Pero lo ganó. Eso es lo que define la competitividad y las ganas. Eso es lo que quema los certificados de defunción que en la Liga se reparten con una rapidez terrible. Zaragoza y Xerez, por ejemplo, son candidatos que ofrecen peores síntomas que los albicelestes. Hay que quedarse con eso. Con la victoria, la clasificación y recordar que los hay que están peor. Aunque no sea del todo optimista, quizás es por ahí por donde tiene que buscar su permanencia el Málaga.