Willy pudo con casi todo

@DaniMarin1/ MadridIIIEl Málaga perdió en Madrid. Lo hizo dignamente, sobre todo porque tuvo en su retaguardia a Willy Caballero, protagonista del partido con un amplio abanico de paradas y que amargó por momentos a Cristiano, que sólo lo pudo batir de penalti injusto en el descuento. El conjunto blanquiazul cuajó un duelo discreto en el plano ofensivo y el equipo blanco ganó con lo justo. Pese a todo, los de Schuster llegaron con vida al tramo final del partido, aunque sin demasiadas opciones para arañar algo positivo.

El Málaga salió con gallardía al esponjoso césped del Bernabéu. Schuster ideó un plan arriesgado con dos puntas, aunque con una mentalidad defensiva notable y una buena lección tutelada durante la semana con los fueras de juego del rival, que aplicaron los jugadores a la perfección. Hasta siete veces cayó el Madrid en la trampa en la primera parte. En una de las ocasiones la jugada incluso acabó en gol, de Morata, anulado. Y decíamos que el equipo blanquiazul no salió mal. Gámez metió el miedo en el cuerpo tras finalizar con el exterior una buena triangulación con Samu, que se estrenaba como titular. El chico que dijo no a Mou en el Chelsea hace unos años estuvo muy activo en los apoyos y aportando movilidad en ataque, aunque en la segunda parte se diluyó. Y bien Gámez, con presencia ofensiva en la primera mitad.

Pero la lección que el Málaga no tuvo tan repasada fue la de las concesiones con la pelota en la zona ancha. Tres balones perdidos en tierra hostil (Tissone, Camacho y Antunes) acabaron en tres contras en las que, noticia, Cristiano perdonó, una fue al larguero, la otra se cruzó demasiado y la tercera se topó con un guante de oro en el suelo. Era el de Willy, que vestía en Chamartín de rojo Superman. Corrían los mejores minutos del Madrid, los del ecuador del primer acto, con Isco como vaso conductor y Di María punzando por la derecha. El Málaga, con su coreografía del fuera de juego, mantenía bien el tipo. Quizás faltaba alguna patada (bien entendida), pero la solidaridad y los oportunos cruces mantenían el acuerdo tácito en el marcador. Arriba, con poca velocidad, también sea dicho, se buscaban ocasiones, que llegaron tibias al filo del descanso: Eliseu perdonó con la zurda y dos buenos envíos de Gámez y El Hamdaoui no encontraron destino. El equipo de Schuster se iba a la caseta dando relativa sensación de peligro y con un buen guión para la segunda parte. 0-0.
Claro que en un detalle el argumento cambia. Y la peli, que pintaba bien, viró para mal a los 40 segundos de la reanudación. Un centro chut de Di María que ni llegó a acariciar el tupé de Ronaldo botó en los morros de Willy y se coló en su portería. Contra un golpe de mala fortuna no se puede luchar. El argentino, que estuvo soberbio, no pudo hacer más. El 1-0 hibernó a los blanquiazules y le dio el mando del partido al Madrid, que sin jugar bien, controlaba sin problemas. Isco, muy aplaudido por su público, probó de nuevo a Willy. Pero el argentino jugaba con capa. Amargó Caballero a Cristiano, al que le detuvo seis lanzamientos (el luso remató en diez ocasiones). Tira Cristiano, para Willy. Fue la frase más repetida en la segunda parte.
El partido era un monólogo blanco, y las contras que el Málaga trazaba se desbarataban por previsibles y lentas. Schuster buscó más velocidad con la inclusión de Anderson, por Samu que ganó en nervios con el paso de los minutos. Y la tuvo el marfileño, que agarró un misil tierra aire que no encontró portería por poco. Era el minuto 77. Fue lo más productivo de los blanquiazules en la segunda parte, que eso sí seguía tirando con alabable sincronía la línea del fuera de juego. Luego entraron Santa Cruz y Darder, aunque el Málaga no transpiraba fe en la remontada. En esas, y no hacía falta, Ayza le echó una mano al Madrid pitando un penalti que no era de Weligton a Bale. Y ahí sí, de penalti injusto en el último minuto, batió el luso a Willy, que no pudo con todo.