Willy, un gigante al que Deusto trata de usted

Se va Wilfredo Daniel Caballero Lazcano y el Málaga se queda sin ninguna de las estrellas que ficharon en plena opulencia de la era Al-Thani. El portero argentino era el último galáctico, bastión imprescindible del Málaga de Pellegrini, que es decir el mejor Málaga de la historia, y pilar irremplazable desde el minuto uno de su etapa en Martiricos, allá por febrero de 2011. Willy Caballero deja un legado de paradas imposibles, un puñado de récords y la certeza entre los aficionados, viejos y no tan viejos, de que hace tiempo se convirtió en el mejor cancerbero de la historia blanquiazul. Y eso que el conjunto costasoleño ha tenido buenos guardianes bajo palos: Américo, Szendrei, Fernando Peralta, Koke Contreras... Quizá Deusto, único Zamora malaguista en la élite, resiste la comparación. En lo que sí es claro ganador Willy Caballero es en el cariño de la gente: el argentino es un auténtico símbolo del malaguismo, un futbolista adorado por La Rosaleda de la forma más absoluta. Apenas unos partidos bastaron para que tronara el "Caballero, Caballero, Caballero, Willy Caballero". Willy deja un vacío muy difícil de llenar por su profesionalismo, carisma y certeras palabras. No se le conoce una mala declaración o subida de tono. Correcto en el trato y tan sobrio dentro como fuera del césped, Willy se va y seguirá peleando contra los grandes. En Málaga, desde luego, ha sido un gigante.

Aunque se trata del último gran futbolista de la era reciente, al nivel de los Demichelis, Toulalan, Isco y Joaquín, ciertamente Willy Caballero llegó a Málaga como un semidesconocido. El club lo trajo procedente del Elche, entonces en Segunda División. El de Santa Elena, criado en Boca Juniors y a la sombra de Abbondanzieri en el primer equipo xeneize, no vino en ningún caso con vítola de estrella. Se ha forjado su mito partido a partido, parada a parada. Tres años y medio en los que ha mostrado una regularidad a prueba de bombas. Si el equipo no se sostenía, atrás esperaba Willy Caballero. El argentino ha sido un seguro de vida casi infalible, extraterrestre en muchísimos momentos. Un ejemplo esclarecedor se puede encontrar en su eliminatoria contra el Dortmund: si el Málaga completó dos encuentros para la leyenda, se debió en gran parte a la actuación de Willy. Adonde no llegaron Demichelis, Weligton o Sergio Sánchez, llegó Willy para amargar a Lewandowski, Götze o Reus. Willy Caballero es un futbolista de probados talentos, potenciados por Xabier Mancisidor, al que volverá a encontrarse en Manchester, pero tiene aura, ángel. Un 'algo' que lo hace ser un jugador decisivo, diferente, especial.
Willy Caballero llegó al Málaga después de que no funcionaran ni Galatto, Rubén y Arnau y se lesionara de gravedad Asenjo. Ya con Pellegrini en el banquillo, el club reactivó un interés que nació un par de años antes con Juan Ramón Muñiz en el banquillo. Debutó en El Madrigal, con el equipo blanquiazul penando en el farolillo rojo de la tabla. En ningún momento le pesaron los guantes, ni la responsabilidad de la clasificación ni el pobre rendimiento mostrado por sus inmediatos predecesores. Ya aquella tarde contra el Villarreal impidió varios goles de Nilmar y Marco Ruben. Seba Fernández enjugó la ventaja local y el Málaga sacó un valioso punto. Caballero se hizo indiscutible desde el primer momento. La grada no tardó en dedicarle el famoso cántico.
Se va Willy y lo hace con varias marcas históricas en su maleta. El argentino arrebató a Koke Contreras el récord de imbatibilidad de la entidad: el guardameta estuvo 479 minutos sin encajar ni un solo gol. Fue en la campaña 2011/2012. Asimismo, en el Bernabéu se convirtió en el portero con más paradas en un encuentro oficial: hasta 13 intervenciones. Cristiano Ronaldo no se lo podía creer. "Contra el Real Madrid atajé el mejor partido de mi vida. Estoy atravesando el mejor momento de mi carrera", dijo tras ese partido. En el imaginario malaguista quedará ese partido, aunque su mano a la escuadra para evitar un gol de Adrián y el consiguiente alirón del Atlético de Madrid todavía colea en la memoria de la hinchada. Willy Caballero ha comentado en más de una entrevista que su mejor parada se la hizo a Emanuelson, en San Siro, tras lanzamiento de falta.
En septiembre cumplirá 33 años. Deposita en las arcas unos ocho millones de euros, más pluses por logros conseguidos. Costó poco más de un millón. Willy Caballero es un perfecto ejemplo del crecimiento malaguista: venido de Segunda División, peleó primero por la salvación para colocar al Málaga entre los mejores de Europa. Muy integrado en la ciudad y el club, como un malagueño más, en Manchester se encontrará con viejos amigos y compañeros, como Martín Demichelis y el propio Pellegrini, que ha perseguido su fichaje durante el último año. Es notoria la necesidad del club de obtener ingresos, aunque el jugador nunca ha ocultado su deseo de competir por grandes metas. Ha defendido la portería blanquiazul en 132 partidos oficiales. Ha encajado 156 tantos. Un par de lesiones, en la mano y el tobillo, le ha impedido engordar sus datos. Ni Rubén ni Kameni fueron competencia para Caballero. Para el malaguismo es sin duda una leyenda. El "Vamos Málaga, carajo" jamás sonará igual de bien.