Kameni no pudo con todo

Kameni ha pasado de ver cómo algunos dudaban de él por el partido en el Calderón a llevarse todos los honores de un partido en La Rosaleda. Su actuación ante el Madrid fue un escándalo y merece que se le reconozca. No alcanzó para ganar, pero el Málaga puede sacar pecho de su performance ante los blancos.
Es complicado analizar el primer tiempo del partido que no duró ni 45 minutos porque el colegiado, increpado y con razón por La Rosaleda, le robó un par de segundos. Robó segundos, no sean malpensados. Tiernito, Vicandi Garrido entendió que el doble tirabuzón de Weligton en el gol de Benzema fue natural, que no hubo nada. En estos casos, el criterio se impone. Lo subjetivo.
El Madrid tuvo ocasiones. No extraña. Mucho poderío ofensivo ante un Málaga disminuido por las bajas de sus tres mejores futbolistas (Camacho, Amrabat y Juanmi). Pero el equipo de Gracia dio la cara ante el millonario oponente.
Kameni despejó todo lo que llegó a sus dominios. Con especial mérito a una al principio de Cristiano y otra en una mano a mano a Bale. Hubo alguna más, pero también del Málaga, que trató de buscar maneras de dañar al líder. Castillejo, sin complejos, superó a su par en algunas ocasiones, pero el gol lo rondaron de verdad los veteranos Santa Cruz y Duda. Cada uno en su especialidad. A Roque se la sacó Casillas de cabeza y al portugués el larguero en un lanzamiento de falta magistral. También Darder enganchó una volea que Iker Casillas, no se sabe bien cómo, permitió que se le colara entre las piernas y la madera (su mejor aliado en esta parte) ayudó a que sólo fuese córner.
Vicandi se marchó increpado por el público y por 'El Hombre Tranquilo' Santa Cruz. Ver protestar al paraguayo es una estampa poco común en un campo de fútbol y menos acompañar a un árbitro a la caseta. Pero es que cada vez que se asomaba al balcón del Madrid le costaba una falta, la mayoría inventadas. Esa gota malaya siempre cae en la pila del grande. Debe ser cuestión de licencias.
La segunda mitad fue similar en casi todo. Kameni siguió en modo estelar, con paradas asombrosas. Salvó un mano a mano ante Isco y luego una doble a Cristiano y Marcelo que obligó a La Rosaleda a ovacionarle.
Pero la mala fortuna se cebó con el Málaga. Sergio Sánchez se retiró -llorando- y después Recio -tocado- dejó su sitio a Juanpi.
Tuvo ocasiones el Málaga, otra de cabeza de Santa Cruz, una de Samu que Casillas no acertó a atajar y el mismo Roque no llegó al rechace. Pero cuando el equipo más empujaba, llegó una contra fulminante que encajó Bale en las mallas. No podía con todo Kameni.
Pues ni así se achantó el Málaga, que buscó la portería del Madrid con fervor. Casillas sacó el que iba a ser el golazo de la noche en una falta de Juanpi Añor. Tomen nota porque este venezolano va para crack. Al tiempo. Angeleri no llegó tampoco al rechace.
Se produjo, por cierto, un hecho poco común en un campo de fútbol. Isco fue expulsado por doble amarilla. La Rosaleda le despidió con una ovación cerrada y Ancelotti con bronca.
Los de Gracia merecieron más, como mínimo, un gol. Y llegó, aunque no quedaba tiempo para mucho más. Boka puso un centro al corazón del área y Santa Cruz, para culminar su buen trabajo, entró como un animal hambriento para cabecear sin piedad en la portería de Casillas.
Y llegó el final, con La Rosaleda orgullosa de su equipo, que no se asusta de ningún rival y que es capaz de discutir un partido a un equipo que presumía de ser intratable.