No, no fue la vencida
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El Málaga volvió a caer en cuartos. Parece la selección española de fútbol de antaño. Tan crudo como real. Esta noche en San Mamés todos soñaban con el pase a semifinales y lo que surgiera después, pero han vuelto a revivir frustración de eliminatorias agriamente pasadas en Oporto ante el Boavista en 2003 o en Dortmund en la Champions en 2013.
En Bilbao hubo un cúmulo de todo. No existieron tandas de penalti como en Do Bessa, y la labor arbitral, discutida y controvertida de Velasco Carballo, no fue tan lesiva como la de Craig Thomson en Alemania, o al menos quedó amortiguada con un partido discreto del Málaga, que no rindió como se esperaba de él en el duelo más importante de la temporada hasta ahora, en parte por el bajo nivel de forma de algunos de sus jugadores claves.
Así que el Málaga se vuelve de vacío de Bilbao, con la sensación de haber acariciado nuevamente unas semifinales, pero con la amargura de no verse enfrente del Espanyol en ese último obstáculo hasta la final de Copa. Será en otra ocasión, tal vez a la cuarta sí vaya la vencida.
