Albentosa y Filipenko: la muralla se contagió del caos
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A pesar de los problemas físicos, Javi Gracia pudo armar una defensa contundente coronada con la pareja de centrales Albentosa-Filipenko. Fue la tercera vez que coincidieron en el campo. El resultado volvió a ser una derrota como así ocurriera ante el Mirandés y no una victoria, como ante el Eibar. La noche de ambos estuvo marcada por la precipitación de la que todo el equipo hizo gala desde el autogol de Kameni.
Weligton no pudo recuperarse de unos problemas de rodilla pero Albentosa, también duda, apretó y se recuperó a tiempo para formar parte del once inicial. Otra de las incógnitas podía estar en el lateral izquierdo después del acertado debut de Ricca en Donosti, pero el míster no tuvo dudas y colocó a Miguel Torres allí, nuevamente imprescindible para el navarro.
Que el fútbol es un idioma universal quedó muy claro viendo a la pareja de centrales del Málaga: Albentosa remarcaba con gestos las claves del encuentro a un atento Filipenko. Una vez empezó a rodar el esférico la compenetración entre las dos torres (1,93 metros Albentosa y 1,94 Filipenko) fue mejor que en su desafortunado estreno ante el Mirandés. Precisamente no tenían enfrente un rival fácil, pues Alcácer está llamado a ser el futuro '9' de la selección española. A medida que pasaban los minutos, los chés se veían empujados a colgar balones desde las bandas, territorio dominado por los centrales. Lástima que fuera Kameni quien introdujera en su propia puerta uno de estos balones.
Desde ese momento, la dinámica del equipo fue descendente y en una contra Cheryshev se aprovechó de la desordenada defensa para poner por delante a los de Neville. Los blanquiazules estuvieron más centrados en protestar y eso facilitaban las contras del Valencia, como así ocurrió en las dos ocasiones más claras de los visitantes, con Alcácer y Rodrigo pillando en ambas ocasiones la espalda de Filipenko y Albentosa, respectivamente. Con un Málaga volcado arriba y un Valencia sacudiéndose el vendaval como buenamente podían, los centrales estuvieron más expuestos pero no llegó el tercero. Una pena esos minutos de locura colectiva de los que las torres blanquiazules no pudieron escapar.