El Málaga se da un homenaje

Se está dando un homenaje el Málaga en este final de campeonato bastante curioso. Con los deberes hechos, el equipo de Míchel se dedica a jugar bien al fútbol y a ganar partidos. Lo hace casi por inercia, con rivales que apenas le discuten el marcador. Es tan grande el choque de realidades con el polvorín de hace unas cuantas semanas, que no deja de sorprender...
Y esto es lo que hay. La Rosaleda están disfrutando todo lo que se le debía. No es mala manera esta de ir terminando la temporada, generando ilusión y mostrando cartas de lo que puede ser el futuro. Hay cimientos, hay hambre y hay descaro. Fornals y Ontiveros, salidos de ese concepto sin casa llamado La Academia, abanderan los sueños.
Marcelo Díaz hizo una entrada dura a Ontiveros al borde del descanso después de dejar atrás a Sergi Gómez con una facilidad pasmosa. Traducido al mundo del fútbol es que los jugadores del Celta estaban un poco hartos del marbellí. Se explica viendo su show. Regates, algún malabarismo, pases de artista y un golazo marca de la casa con la zurda.
Vale oro este canterano, que pronto trasladará su oficina al filial para tratar de ayudar al ascenso a Segunda B. Ontiveros es otra cosa. Lo suyo viene de nacimiento. Y eso no se puede controlar ni retener. Lo de las puertas y el campo...
El partido daba para lucir, con el Celta de reemplazo y las cabezas en Manchester. Y el Málaga lució un juego atractivo y serio que -al margen del tanto de Ontiveros- le dio para generar ocasiones claras. Las tuvo casi todas Sandro. El delantero canario probó cuatro veces, obligando en tres de ellas a Sergio Álvarez.
La segunda mitad empezó algo pausada. Pero las ocasiones le dieron algo de salsa. Marcelo Díaz estuvo a punto de hacer el empate con una falta en el borde del área de Kameni que se marchó por poco. Quien no perdonó fue el Málaga. Sandro forzó un penalti y Recio, que está haciendo un final de temporada de gran nivel, lo transformó.
Sandro, al que estaba vigilando en las gradas Koeman, volvió a tener una más para marcar. Estaba hambriento, pero le faltaba un leve toque más de precisión para coronar la faena. Y cuando todo era meramente futbolístico, llegó una fea tángana en una acción en la que Berizzo se encaró con Recio y ambos banquillos se metieron en una bronca fea que terminó en varias amarillas y con el técnico del Celta en la caseta.
El Málaga pudo rematar el partido con algún gol más. Keko entró de refresco y generó dos oportunidades más. La primera no la consiguieron transformar Sandro ni Fornals. En el segundo Keko se la jugó en una vaselina que no salió con Sandro absolutamente solo. Pero tuvo la redención el extremo madrileño que dio un pase fabuloso a Juankar y este a su vez a Sandro para que el pichichi se pudiese ir tranquilo a casa.