La montaña rusa de Ontiveros
Ontiveros ha protagonizado esta temporada en el Málaga toda la gama de roles que se pueden desempeñar en una plantilla. Fue revulsivo, vio varios partidos desde la grada y también ejerció de punta de lanza. Una capacidad inverosímil para viajar de un extremo a otro. Un futbolista especial el marbellí, que ahora es capital para Víctor Sánchez del Amo. El entrenador le tiene fe ciega y pone buena parte de su éxito en Martiricos en sus botas. El extremo, que tiene talento a borbotones, ahora tiene las musas y remata los partidos con goles como el que le hizo al Oviedo. Durante el curso tuvo de igual forma sus puntos bajos.
El malagueño, después de regresar de ascender con el Valladolid a Primera, terminó quedándose, en un movimiento no exento de dudas, en la primera plantilla. Muñiz confiaba en reconducirlo como ya hiciera en el pasado con casos similares. El asturiano alternaba el palo y la zanahoria para tratar de encauzar su fútbol por la vía correcta. Hubo noches decisivas, pero también intrascendentes. No terminaba de arrancar Ontiveros, que declaró en una entrevista que él quería salir en el once, que no estaba cómodo agitando los partidos desde el banquillo. Le molestó aquello al entrenador gijonés, que le dio un toque de atención público y lo mandó a la grada varios encuentros. Hubo armisticio y el marbellí volvió al césped, donde volvió a demostrar que marca las diferencias, aunque sin continuidad en su juego.
La llegada de Víctor ha sido el detonante para que Ontiveros alcance su punto cumbre en lo individual. El gran paso adelante del futbolista malagueño es que cuando él brilla el Málaga saca resultados positivos, algo que no siempre fue así. Con el desembarco del madrileño el extremo también está mejorando de cara a puerta, donde ya suma tres goles en cuatro partidos. Es uno de sus puntos de mejora. Ahora tiene menos labores defensivas, aunque ante el Oviedo ya hizo varios esfuerzos hacia atrás, lo que le permite estar más fresco para que le aparezca la inspiración en los metros finales. En esta versión desbordante es el máximo argumento para pensar en el ascenso.