El Málaga vuelve a funcionar: las cinco claves del renacer

El Málaga CF vuelve a funcionar. En el exigente mundo del fútbol, donde el resultadismo gobierna hasta el punto de eclipsar todo lo demás, el equipo blanquiazul refrendó con una victoria convincente uno de los partidos más completos de la temporada. Derribó a un rival directo como el Sabadell y da un golpe más que interesante en el tablero. Conviene no relajarse ante una competición tan traicionera, pero los blanquiazules han dado un paso de gigante en los últimos cuatro partidos y se acercan al objetivo prioritario de la salvación, que se encuentra a tiro virtual de cuatro triunfos. Analizamos a continuación algunas de las claves que explican este renacer que tiene su origen, pese a la derrota, en el duelo de Gijón.

Pellicer da con la tecla

Sergio Pellicer ha dado con la tecla. Es innegable la capacidad del técnico y de sus ayudantes para adaptarse a numerosos sistemas de juego manteniendo un estilo propio y unas señas de identidad. Más allá de eso, sus últimos planteamientos iniciales han sido sobresalientes, siendo capaz de neutralizar y minimizar al Sporting, Rayo, Mirandés y Sabadell, manteniendo además continuidad en el juego. El equipo ya ha cumplido seis meses de soldadura y también se nota la sincronía. Ayer salió bien hasta el cambio de portero, con un Juan Soriano que dio seguridad y que entiende el juego. El pero, la nula capacidad de reacción tras el gol rival en los dos partidos a domicilio y que los cambios sumen.

Versión mejorada de los jugadores: relevo en el liderazgo

Luis Muñoz abandera un paso al frente de varios futbolistas que atraviesan un gran momento. El malagueño es ahora más capitán que nunca actuando como interior y destapándose como llegador. Su versatilidad no tiene límite. Pero no sólo él, la segunda vuelta ha recogido a jugadores que podrían considerarse de la segunda unidad en la primera fase: Jozabed, Matos o Josua Mejías son clarísimos ejemplos, sin desmerecer las versiones mejoradas de Escassi, clave como ancla, Joaquín o Juande.

La Rosaleda vuelve a ser La Rosaleda

Ha costado, pero se ha conseguido. El Málaga enlazó su segunda victoria consecutiva en La Rosaleda y la dinámica se ha convertido en tendencia. Sendos 2-0 al Rayo y al Sabadell han dotado de nuevo de fortaleza al equipo blanquiazul en su campo. Con público o sin él (hoy se cumple precisamente un año del último partido con afición), los objetivos deben cimentarse en casa propia. De cualquier modo, los puntos cosechados a domicilio siguen siendo superiores a los logrados en Martiricos: 20 a 17.

Mejoría física

Es innegable que el Málaga está físicamente mejor que a principios de año. La frescura es evidente. El equipo corre mucho y presiona muy alto: fíjense dónde se lesiona Ismael Casas o hasta dónde va Luis Muñoz a robar una pelota en el minuto 92 antes de recibir el penalti. O Chavarría en el gol del Alcorcón al final. Son botones de una muestra que es notoria, el Málaga atraviesa un pico de forma interesante por el momento de temporada en el que nos encontramos. Es curioso –o no– porque el año pasado, justo cuando llegó la pandemia, el equipo blanquiazul también estaba muy al alza en ese sentido.

Solidez defensiva

En estos cuatro partidos de resultados simétricos dentro y fuera, el Málaga ha vuelto a recuperar la solidez defensiva como seña. El equipo sólo ha recibido dos goles en esos encuentros, en El Molinón y en Anduva, pero ambos llegaron en las únicas ocasiones que se permitieron a los rivales. Es cierto que hay un debe con las acciones defensivas a balón parado, pero el equipo concede muy poco, y ha vuelto a dejar la portería a cero en dos de esos cuatro encuentros.