Hay luz al final del túnel, aunque todavía está lejos

El Málaga CF sumó en su visita a La Romareda. De cero a uno hay un abismo y más en esta categoría, pero se va notando la mano de Natxo González, al menos en materia ofensiva y en pensar mejor las acciones antes de ejecutarlas. No obstante, sigue habiendo problemas defensivos, especialmente a balón parado, que han vuelto a ser los causantes de que los blanquiazules no se vuelvan de Zaragoza con el triunfo bajo el brazo.

El protagonista absoluto en clave malaguista fue Antoñín, que dejó varias señas de que había salido al césped de La Romareda con ganas. Levantó de sus asientos a los aficionados blanquiazules presentes en el campo zaragozano... y a los que se encontraban en sus respectivos sofás. El malagueño, en una preciosa jugada individual, se deshizo de hasta tres rivales con un precioso remate cruzado que envió al segundo palo. Nada pudo hacer Álvarez, al que no le dio tiempo a reaccionar ante el preciso movimiento de Antoñín.

Fue de lo que más disfrutaron los presentes en tierras zaragozanas, porque al Málaga todavía le queda un mundo para volver a ilusionar.

De menos a más

El Zaragoza se adueñó del balón en los primeros minutos y este arranque hizo temer lo peor. Tuvo ocasiones para adelantarse, pero no las aprovechó. De hecho, Dani Barrio tuvo que afanarse al máximo para detener un cabezazo de Lluís López tras un saque de esquina. Nada nuevo que el Málaga sufra a balón parado.

Pero poco a poco fue acomodándose el cuadro malaguista, elevando el porcentaje de posesión. No llegaba a generar peligro en la portería de Cristian Álvarez, aunque al menos inspiraba algo más de confianza. Pasaban los minutos y los de Natxo estaban cada vez más sueltos.

Hasta que llegó el tan esperado momento: un golazo de Antoñín que sacaba sonrisas entre los malaguistas y ayudaba a recuperar una ilusión que ya parecía lejana.

Aunque el Málaga recuperó el balón tras el gol, el Zaragoza fue ganando terreno, sacando a la luz de nuevo las carencias en defensa a balón parado en el Málaga y haciendo moverse a Dani Barrio.

El Málaga volvió a acusar sus problemas en defensa

Tras el descanso, empezó con fuerzas el cuadro local, buscando el empate. Todavía le faltan soluciones en defensa al Málaga y en estos momentos es cuando más se nota.

Con estos problemas atrás, en una jugada de estas iba a llegar el mal momento. Un agarrón -o eso interpretó Hernández Maeso- de Cufré en el área fue suficiente para indicar penalti. Eugeni no perdonó desde los once y subió el empate al marcador de La Romareda.

A partir del 75', la tensión empezó a adueñarse de ambos equipos. Atacaban con más ahínco, defendían con más agresividad. Paulino tuvo una clarísima desde la frontal tras un contragolpe, se marchó desviada por centímetros.

Los minutos finales fueron para los locales, que trataron de llevarse un triunfo que quedó en tierra de nadie.