Un Cordero con piel de lobo asoma en el Málaga

El último capítulo futbolístico en La Rosaleda dejó constancia de la importancia de la cantera en este Málaga. Perdía 0-1 al descanso contra el Mérida y Pellicer, sin tiempo que perder, hizo un cambio al descanso. Quitó a Kevin, que estaba siendo muy previsible por banda, y puso en su lugar a Antonio Cordero, al que no le importa ser un adolescente nacido en 2006. Tiene 17 años y cero complejos.

No sorprende en demasía, pues es el jugador con ficha de filial con más minutos con el primer equipo esta temporada: ha jugado en 14 partidos de liga y tres de Copa. Diego Murillo (12 participaciones), Aarón Ochoa (6) e Izan Merino (5) son los siguientes. Una declaración de intenciones de su técnico, que no se casa con nadie a la hora de decidir quién juega, mucho menos de mirar su DNI. El domingo sentó a Kevin y dejó calentando a Javier Avilés, que también puede jugar en banda.

Con la baja de Kevin por una contusión, conocida este miércoles junto a la de Ramón, sin Juan Hernández por lesión muscular y sin Haitam por su maltrecha rodilla, Cordero es una opción seria para jugar más minutos en los tres partidos restantes y el play off. Sus condiciones gustan mucho y saltan a la vista. Puede hacerlo en ambas bandas y hasta por detrás del punta. Tiene un gran potencial y aporta cosas que el equipo echa de menos: desborde, verticalidad, buen pie para centrar y chutar. Está falto de experiencia, lógicamente, pero sí tiene personalidad para no esconderse.

Cordero, de hecho, es un fijo en las convocatorias de la selección española sub 18 y fue incluido hace unas semanas en la prestigiosa lista de mayores promesas del fútbol mundial que realiza Fútbol Draft, formada por 77 talentos de la actualidad donde aparecen también Lamine Yamal o Pau Cubarsí, también el exmalaguista Álex Calvo. La irrupción de este último fue quizá más mediática por su impacto inmediato desde aquel gol en Las Palmas.

Cordero, sin marcar todavía con los mayores, ha demostrado con cada ratito de participación que está preparado para sumar. Sergio Pellicer es cuidadoso en las gestión de este tipo de talentos precoces a los que no suele ponerles demasiada carga en sus espaldas en momentos de presión. Veremos si con Antoñito también ocurre, dadas las circunstancias de sequía y previsibilidad en ataque. El Málaga necesita algo distinto arriba. Puede ser el momento de liberar al Cordero con piel de lobo.

Implicación máxima

El extremo jerezano, que estuvo en las canteras de Cádiz, Betis y Sevilla antes de recalar en La Academia, no olvida su rol. Una de sus virtudes, en la que coinciden sus entrenadores y compañeros, es su capacidad para mantener la implicación cuando baja con el Atlético Malagueño.

Ahí no se relaja ni se le sube a la cabeza su asiduidad con los grandes, sino que se enfunda el traje de líder. Suma doce goles y cuatro asistencias en 17 partidos a las órdenes de Juanfran Funes en el Grupo IX de Tercera RFEF. El filial es tercero y jugará play off de ascenso. Sus doce tantos y los trece de Chupete tienen mucho que ver en esto.

Cordero firmó su primer contrato profesional hace dos años. De momento, estará ligado al Málaga hasta 2025, al igual que Izan, pero Loren Juarros sabe que es uno de los jugadores por los que apostar con vistas al futuro del club. Las renovaciones de las jóvenes promesas están siendo habituales. Aarón Ochoa (2027), Miguel Santaella (2027), Chupete (2025) y Ángel Mateo (2025) han sido las recientes.

El Málaga del futuro se construye ahora y Cordero tiene la implicación, el hambre y las condiciones. Pero el fútbol, caprichoso siempre, puede dar giros inesperados. Entre otras muchas situaciones, un ascenso ayudaría a evitar una fuga de talentos habitual en los últimos años en la Costa del Sol. Para ascender hacen falta también este tipo de aires frescos. No extrañaría ver al jerezano con más protagonismo.