Xhaka, sin miedo ante la frontera histórica de Suiza
San Petersburgo (Rusia), 2 jul .- Granit Xhaka no tiene miedo a los fantasmas. Esos que le recuerdan una tarde del 25 de julio de hace dos años, en Saint-Etienne (Francia) y un penalti fallado en los octavos de final de la Eurocopa de 2016. Está dispuesto a quitárselos de encima mañana en San Petersburgo.
Lo dejó muy claro este lunes en la conferencia de prensa 24 horas antes del partido en el que Suiza se enfrenta a su frontera histórica, la de los octavos de final que no supera desde su Mundial, el de Suiza 1954. Hace una eternidad.
"Si hay penaltis estaré encantado de asumir la responsabilidad si el entrenador me da la oportunidad", aseguró el centrocampista del Arsenal inglés, preguntado específicamente por su anterior experiencia en este tipo de circunstancias, ese 25 de julio en tierras francesas.
Entonces, Xhaka tuvo la responsabilidad de lanzar la segunda pena máxima de la tanda de cinco. La primera fue la responsabilidad del capitán Stephan Lichtsteiner, que mañana no estará en el césped del estadio de San Petersburgo por acumulación de tarjetas amarillas, y que anotó. Luego el polaco Robert Lewandowki, dentro.
Llegó el turno del talentoso mediocentro formado en el Basilea y de ascendencia albanokosovar, cuyo disparo, muy fuerte, demasiado, se perdió bien lejos de la portería que defendía Lukasz Fabianski. Xhaka miró al suelo y retomó despacio el camino hacia sus compañeros de la 'Nati'. No falló nadie más y la eliminación fue un hecho.
La segunda en octavos, la instancia que a Suiza se le atraganta desde 1954, cuando llegó a cuartos de final en su propio Mundial, en un partido en el que cayó contra Aystrua con uno de los marcadores más abultados de la historia de la competición: un 7-5 en un partido loco en Lausana, con tres goles locales en veinte minutos respondidos por cinco visitantes y 5-4 al descanso.
En la memoria de Xhaka no están esos precedentes, ni los de Italia 1934 o Francia 1938, pero sí Brasil 2014, donde otra vez los octavos supusieron la despedida del conjunto suizo. Entonces no fueron los penaltis, sino un gol del 'fideo' argentino Ángel di María.
"Es la tercera vez y es el mismo equipo que está jugando junto, las dos anteriores estuvimos cerca pero no tuvimos suerte. Hemos mejorado en mucho y creo que lo podemos hacer esta vez", aseguró Xhaka.
No ha sido un Mundial cómodo para Xhaka, en el foco de la polémica tras la celebración que tanto él como su compañero Xherdan Shaqiri realizaron en sus goles contra Serbia, que dieron la vuelta al 1-0 de Aleksandar Mitrovic para un triunfo 1-2 vital hacia el objetivo de los octavos.
El centrocampista del Arsenal recogió un rechace y descerrajó un zurdazo imposible de parar para el meta serbio Stojkovic, que abrió la puerta a la remontada de la 'Nati'. Acto seguido acudió a las bandas con los pulgares de sus manos entrelazados y mostrando el dorso de la palma, emulando un águila de dos cabezas.
Este símbolo, presente en la bandera albanesa, es un gesto muy significativo ante un equipo como Serbia, ya que alude a la enemistad entre Albania y Serbia, y a la situación de Kosovo, provincia serbia de población albanesa que proclamó su independencia unilateral en 2008.
Tanto Xhaka como Shaqiri recibieron sendas multas de la FIFA de 10.000 francos suizos, que tanto el presidente albanés Edi Rama como varios ministros kosovares han asegurado que ayudarán a sufragar.
No es la única polémica en la que se ha visto envuelto el centrocampista, ya que el lateral sueco Mikael Lustig le señaló como uno de los puntos débiles de Suiza por su temperamento.
"Si has visto la Premier League sabes que ha recibido muchas tarjetas rojas. Se trata de mantener la cabeza fría e intentar que lo expulsen", aseguró el lateral del Celtic escocés al diario sueco Aftonbladet.
Xhaka no se inmutó cuando fue preguntado por este asunto un día antes del encuentro. "Creo que forma parte de las provocaciones previas a los partidos, pero he jugado varios partidos antes y estoy confiado de lo que puedo hacer. Espero estar hasta el final del partido", manifestó.
Sin miedo y ajeno a las polémicas, el volcánico centrocampista del Arsenal espera mañana superar el techo histórico suizo, y por qué no, dar algún susto a Colombia o Inglaterra en este Mundial de Rusia 2018 tan dado a las sorpresas.