José Mourinho va de polémica en polémica desde su llegada a Turquía. El técnico volvió a rajar, una vez más, tras el partido del Fenerbahce frente al Galatasaray. En esta ocasión dejó a un lado a Icardi, alabó la gestión del partido del colegiado esloveno Slavko Vincic, pero cargó con la actitud de los futbolistas rivales que se encontraban en el banquillo.
"De nuevo, me gustaría agradecer al árbitro su trabajo en este partido. Si hubiera sido un árbitro turco, tras el 'piscinazo' de los primeros minutos y el banquillo del Galatasaray saltando como monos sobre el campo... Con un árbitro turco habríamos visto una tarjeta amarilla en el primer minuto, y cinco minutos después habría tenido que cambiar al jugador. La labor del árbitro de hoy fue perfecta", fueron las declaraciones de un Mourinho que han incendiado Turquía.
Pues bien, este jueves, la Federación Turca de Fútbol ha decido tomar cartas en el asunto y ha decidido sancionar al luso con cuatro partidos de suspensión y una multa de uno 42.500 euros por su "conducta antideportiva" durante el partido contra el Galatasaray.
El castigo dictaminado por el Comité de Disciplina de la federación (PFDK) también pena los "comentarios insultantes" que hizo Mourinho en la rueda de prensa tras el citado partido, disputado el pasado lunes y que terminó 0-0, añade el comunicado.
También ha informado de que el entrenador del Galatasaray, Okan Buruk, fue sancionado con un partido de suspensión y casi 40.000 euros de multa.
El Galatasaray, número uno de la liga turca con 64 puntos, ya había anunciado que iba a presentar quejas oficiales ante la UEFA y la FIFA contra Mourinho, acusándolo de racismo por haber afirmado que los jugadores rivales saltaban "como monos" en el banquillo para protestar una decisión arbitral.
Por primera vez en 55 años, un partido de la liga turca fue arbitrado por un colegiado extranjero, el esloveno Slavko Vincic, debido a las quejas sobre el arbitraje local y a solicitud del Fenerbahçe, número dos de la liga con 58 puntos.