Pero, ¿hay en juego una semifinal?
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Parece mentira que el Betis se juegue a partir de esta noche una plaza ni más ni menos que para las semifinales de la Copa del Rey, pero así es. El debate y la búsqueda del “mirlo blanco”, provocado por la escasez de efectivos, no ha permitido dar al partido ante el Mallorca la trascendencia requerida. Y por eso, mientras los dimes y diretes se traducen en una realidad con nombre y apellidos, la posibilidad de tener a tiro de piedra una nueva final no debe permitir la mínima distracción. Cierto es que los verdiblancos no llegan a esta cita con las mejores garantías, a pesar del triunfo en Valladolid. Pero entonces, ¿qué deben estar pensando en las Baleares? Los de Manzano son penúltimos, en puestos de descenso por tanto, y lo que es peor a seis puntos de la salvación.
Es decir, que si problemas tiene Chaparro para repartir los minutos entre sus mínimos efectivos ofensivos, los bermellones tendrán la mente puesta en la que se les puede venir encima si no empiezan a ganar partidos desde ya en la Liga. Estamos por tanto ante una eliminatoria llena de necesidades, y casualmente en ninguno de los casos éstas se deben a la Copa, sino a otros factores. Quizás sea el presumible cruce ante ese vendaval llamado Barcelona quien tenga la culpa de tan poco sabor copero, pero la oportunidad tampoco pinta para ser desaprovechada. Con Sergio García o sin él. Con fichajes o sin ellos. Quien se ponga la elástica verdiblanca debe saber el tren que está pasando por delante suya.