Protestación de fe en Heliópolis
{mosimage}
Con independencia de si el Betis estará en puestos de descenso a la hora de iniciarse su partido ante el Villarreal (para ello deben ganar Osasuna y Mallorca), la noche se presenta cuaresmal a más no poder en Heliópolis. La hecatombe en el Bernabéu ha reabierto el debate sobre el potencial de la plantilla, la capacidad de Chaparro para guiar el barco y si el cántaro terminará rompiéndose en esta ocasión enviando a los verdiblancos a los infiernos de la Segunda. Todo ello en sí no es más que cuestión de credibilidad y fe, algo que en el fútbol sólo se consigue metiendo goles y ganando partidos, Oliveira dixit. Cierto es que de nuevo las bajas merman carga ofensiva, no en vano no estarán Edu, Capi, Damiá, Emaná y Juande, sin olvidar el estado griposo de Mark González, cuya participación está en el aire.
Pero también servirá para comprobar si la idea de fútbol no negociable de su entrenador es acertada, o no. Porque hoy habrá otro sistema teóricamente, Sergio García jugará en su puesto y comprobaremos si un nefasto Emaná en las últimas semanas es tan indispensable como entiende el propio Chaparro. El rival es el Villarreal, pero no está en horas altas, sino intermedias. Así que la careta de las excusas debe dejarse en el almacén porque además la situación requiere menos palabrería y más puntos. Y a todo esto quien sabe si el futuro del trianero está expuesto al devenir de los acontecimientos de este domingo, porque en la calle Jabugo está demostrado que todo es posible.