La tranquilidad tendrá que esperar

La primera parte fue bastante insulsa, y aburrida. Se notó a leguas que las urgencias no tenían protagonismo en este partido con un Betis casi salvado y un Valencia al que, lejos de su cacareada ambición, parecía bastarle el empate. Eso, con el aditamento de la seriedad en defensa del equipo heliopolitano, provocó lentitud en el juego, encorsetamiento de ambos contendientes y pocas sorpresas e improvisación. Ricardo apenas sufrió porque su zaga apenas tuvo fisuras y si algún equipo mereció el gol fue el de Nogués. De hecho lo tuvo Rivera en sus botas pasada la media hora, pero inexplicablemente se precipitó y disparó antes de tiempo cuando debió encarar a César. Entre intento e intento de Villa y Silva también Mark González pudo marcar, en un cabezazo que sacó in extremis César. Pero todo fruto de acciones aisladas, no de un juego continuado ni ambicioso de ninguna de las partes. La segunda mitad no cambió demasiado, y los primeros 20 minutos languidecieron hacia no se sabía qué rumbo. Pero claro, el Valencia, que genera poco fútbol, que es irregular y que ha tenido altibajos esta temporada, se diferencia de los equipos que le suceden en la clasificación en tener buenos jugadores, muy buenos jugadores arriba. Por eso está más arriba que otros, cuarto, para más señas. Y esos jugadores, sobre todo, son Silva, Mata y Villa. Ellos tres, por ese mismo orden, trenzaron un jugadón que acabó en un taconazo de Villa que puso por delante al Valencia. No había sido mejor, pero se adelantó en el marcador. A raíz del 0-1 el Betis intentó adelantar líneas y buscar el empate, pero con la misma fortuna que en el resto del partido, es decir, casi nula. Tampoco dio la sensación el conjunto sevillano de marcharse a por todas, ni el Valencia de buscar el segundo con ahínco, y sin embargo lo logró. Otra vez Villa, por cierto, tras otra buena combinación entre Joaquín, Edu y el asturiano. Al Betis, sin darse por vencido, le costó volver a meterse en el partido. Lo hizo, cuando ya casi ni se esperaba, Oliveira, tras un buen pase de Juanma, y con siete minutos por delante. Sirvieron para dotar de incertidumbre al encuentro, para que Capi estuviera a punto de empatar, pero no para que el Betis sumara y se alejara aún más, casi para decir adiós, del descenso.