Una buena trama con un mal desenlace
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Mel: "En el Bernabéu tienes que hacer el segundo"
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Vídeo: El resumen del Real Madrid-Betis
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Las estadísticas del partido
Álvaro Ramírez IIIEn algún libro secreto del fútbol debe haber un guión escrito que se repite cíclicamente. Ese guión cristaliza en partidos como el de este domingo en el Bernabéu en el que el Betis, en líneas generales, es mejor que el Real Madrid, se adelanta en el marcador, goza de oportunidades para asentar su ventaja, sufre una injusticia arbitral (penalti no pitado) y al final acaba perdiendo con un gol en los últimos minutos del encuentro, el 86 en concreto.
Es ese guión tantas veces escrito y aplicado el que ha sufrido el equipo bético en Madrid, el que deja al perdedor con cara de circunstancias, lamentándose de aquella ocasión, de aquella otra, y la de más allá, y del árbitro. Pero sin los tres puntos, ni siquiera uno.
Pero, más allá de esa historia tantas veces repetida, el Betis puede y debe sacar conclusiones positivas del partido del Bernabéu. Porque el Betis sigue siendo el Betis. Sigue mostrando sus credenciales, su atrevimiento, su valentía, su verticalidad, sus buenas maneras, a pesar de los numerosos cambios que ha sufrido el equipo y la plantilla. Ha quedado claro ante el Real Madrid que el Betis, pese al cambio de piezas, sigue estando trabajado y sigue teniendo solidez. Fue, por momentos, brillante, en la primera mitad. Y, por otros, ya al final del encuentro, inocentón. Pero tuvo más de seriedad que de pusilánime, aunque el resultado fuera contrario.
Real Betis: Andersen; Chica, Perquis, Paulao, Nacho; Matilla, Nosa, Verdú (Braian, m. 78); Juanfran (Vadillo, m. 68), Molina, Cedrick (Juan Carlos, m. 61).
El Real Betis fue realmente bastante superior al Real Madrid en el inicio del encuentro, en la primera parte en general. Salió como suele, como sale el equipo verdiblanco desde que es entrenado por Pepe Mel, valiente, muy valiente. Presionando sin tapujos arriba, haciendo de sus tres estiletes, Cedrick, Molina y Juanfran, sus tres primeros defensores. Y al tiempo, evidentemente, sus tres primeros atacantes, porque robaron varios balones peligrosos que pusieron en jaque a la defensa merengue.
No fue la única virtud bética de inicio. Aunque a veces no cerraba en defensa como debía, ejecutó el fuera de juego casi a la perfección. Tanto que tirando la línea abortó varias ocasiones blancas.
Así sobrevivió atrás mientras que en ataque los de Mel hacían sudar la gota gorda a los de Ancelotti. Tuvieron ocasiones los béticos para adelantarse incluso antes de que Jorge Molina certificara con gol la acción a toda velocidad en la que Cedrick retrató a Sergio Ramos. La magnífica jugada del congoleño tuvo continuidad en otras en las que Carvajal sufrió de lo lindo. Verdú jugaba con bastante soltura en el mediocampo ante una medular madridista algo relajada y un tanto atónita ante el rigor bético, Matilla iniciaba el juego con comocidad y Nosa daba recorrido al juego bético. En resumen, el Betis era el dueño del partido y tras el 0-1 tuvo ocasiones de sobra para hacer el segundo (Verdú, Nosa al larguero, Molina) e incluso lamentó que Gil Manzano obviara injustamente un penalti de Carvajal a Cedrick.
Y era superior incluso tras el tanto local en uno de los merodeos madridistas por el área bética. Tras pase y pase, combinación tras combinación, la única forma en la que el Real Madrid rompió la zaga hispalense en los primeros 45 minutos, Isco y Benzema conectaron y el galo batió por el primer palo a Andersen.
Pese al empate, siguió siendo mejor el Betis, manejó mejor los tiempos del partido y encontró las fórmulas necesarias para hacer daño, aunque sin materializarlo.
No logró el más que merecido segundo tanto el Betis y, como guión escrito para la eternidad, lo lamentó. En la segunda mitad los de Ancelotti salieron mucho más agresivos, más precisos, más entonados. El Betis perdió de vista el balón y por tanto perdió de vista su mejor faceta, la atacante, pues se encontraba más cómodo en el campo rival que en el propio.
El Real Madrid, además, encimó y arrinconó poco a poco al Betis. Lo lógico y natural en el Bernabéu y para lo que hay que llegar bien aventajado en el marcador. Los de Mel llegaron en igualdad y pocas esperanzas había de que aumentara, porque el Betis alcanzó pocas veces tras el descanso el área de un Diego López que había dado muestras de indecisión. Apenas una arrancada de Cedrick.
Los cambios tampoco surtieron el efecto de refresco de necesario, pero ni en un bando ni en otro. Ambos equipos estaban cansados, pero el partido se jugaba cerca de Andersen. Y cerca de Andersen Marcelo se sacó un preciso centro que Isco, colado entre los centrales, cabeceó a gol para castigar la falta de eficacia del Betis, que no de eficiencia.
El Betis realizó un buen partido, por momentos fue superior al Madrid pero no acertó los suficiente como para voltear ese guión secreto que remata los partidos de una misma forma. Los partidos, pero el Betis tiene motivos para ser optimista más allá del Bernabéu.