Jugó con fuego y se quemó

El Betis no entró bien al partido, igual contagiado por la fría tarde en Heliópolis o por las dudas de última hora respecto a la alineación y la convocatoria. La realidad es que los primeros minutos fueron propiedad de la SD Ponferradina. El equipo leonés es descarado, siempre trata de jugar al fútbol, no tiene complejos y no se dejó impresionar por el escenario. Más bien al contrario, los de Manolo Díaz ofrecieron buenos minutos de fútbol, con escaso peligro, cierto, pero llegando con alegría al área defendida por Antonio Adán.
El Betis tardó en entrar en el partido exactamente dieciocho minutos y lo hizo por mediación de Jordi Figueras. Dos disparos consecutivos del defensa desde fuera del área, uno respondido con una gran parada abajo de Kepa, buen portero, fueron como quien enchufa la batidora. El Betis comenzó a carburar. Sin demasiados secretos. Rubén Castro empezó a entrar en juego y Piccini y Pacheco comenzaron a surtir de balones desde ambas bandas. No son Cafú, ni Gento, pero le echan casta, lo intentan, insisten y acaban poniendo balones peligrosos al área. Uno de ellos fue el que cazó Jorge Molina, tras un error en el despeje de Alan, para abrir el marcador.
Antes ya hubo ocasiones por parte del propio Rubén, Jorge Molina o Pacheco, pero siempre respondió bien el portero Kepa. El Betis tomó el mando de las operaciones de ahí al final de la primera parte, con un buen partido de Lolo Reyes, siempre bien apoyado por Dani Ceballos. Sin embargo, la Ponferradina siempre transmitía sensación de que podía hacer algo. De hecho, Adán, que jugó infiltrado, tuvo que intervenir en dos ocasiones para evitar el gol visitante, especialmente en el último minuto, tras un cabezazo de Andy.
El partido nunca pareció estar completamente bajo el control del Betis. De hecho, tras el descanso el balón fue de la Ponferradina que, sin gran peligro, siguió merodeando de manera constante el área verdiblanca. Los de Mel aguardaban su oportunidad a la contra, pero no conseguían salir con claridad salvo una arrancada de Lolo Reyes, el mejor del partido, que facilitó una buen balón a Rubén. El disparo del canario se marchó fuera.
La primera media hora de la segunda mitad se marchó entre sustos, no tanto en los futbolístico como en lo médico. El primero en caer al suelo, con mala pinta, fue Dani Ceballos y después Cejudo. Por suerte, ambos se recuperaron sin problemas, pero a la tercera fue la vencida con Piccini. El italiano tuvo que ser sustituido con lo que todo apunta a una lesión muscular.
Salieron en la segunda mitad N'Diaye, Kadir y Molinero, pero el Betis no conseguía dominar el partido. Llegaba en acciones puntuales, pero sin dominar y con la sensación de que siempre podía ocurrir algo en su portería. A falta de quince minutos entró Yuri, el jugador que logró el hat trick en el partido de ida. No gustó el cambio entre el beticismo, algo olía mal y acabó sucediendo. La Ponferradina tenía el balón, sin demasiada profundidad, pero con el balón al fin y al cabo y en esas situaciones siempre pueden pasar cosas.
El árbitro alargó cinco minutos el partido y ahí se produjo la jugada clave. Internada en el área de Yuri y penalti de Bruno que acabó expulsado. Lo tiró el propio Yuri, el azote de los verdiblancos, y marcó tras el rechace de Adán, que adivinó el disparo abajo a su derecha. El Betis jugó con fuego y se acabó quemando. La primera plaza puede esperar.