Tan valioso como agridulce

El Betis ha obtenido un valioso punto en Balaídos con sabor agridulce. Valioso, porque puntuar ante todo un Celta es siempre una buena renta, y más a domicilio, pero agridulce por la forma en la que se ha producido. Porque el plantel de Juan Merino ganaba en el coliseo vigués hasta el minuto 78, cuando un error en la marca de Bruno permitía el empate de Pablo Hernández. Un partido con varias lecturas, tanto positivas como negativas. Lo mejor, Adán (pese a que pudo hacer más en el tanto del empate) y las buenas maneras de Montoya y de Joaquín, más cerca de su mejor nivel. Lo peor, la excesiva dependencia de su guardameta y las decisiones de Merino en los cambios, con una mentalidad demasiado defensiva que contagió a los futbolistas. Eso sí, el empate acerca más a los verdiblancos a la salvación matemática, sumando ya 38 puntos.

No empezó bien el encuentro el Betis, viéndose superado por el Celta pese a un tímido acercamiento inicial de Rubén. Los de Berizzo presionaban arriba y mantenían en su dominio el balón, rondando las inmediaciones de Adán. A los seis minutos daría el primer susto el conjunto local. Una triangulación entre Nolito y Planas era rematada de tacón en el aire por Guidetti, como si de un funambulista se tratase. Su tiro se estrelló en el palo, y en el rechace, el meta bético desviaría la ocasión. Al sueco le iba la marcha, y diez minutos más adelante, nuevamente pondría a prueba a Adán. Esta vez desde la frontal, bien blocada por el madrileño. 
Lo mejor, Adán (pese a que pudo hacer más en el tanto del empate) y las buenas maneras de Montoya y de Joaquín, más cerca de su mejor nivel. Lo peor, la excesiva dependencia de su guardameta y las decisiones de Merino con los cambios, con una mentalidad demasiado defensiva que contagió a los futbolistas
Tan caprichoso y delicado es el fútbol, que el que merece marcar no lo hace, y el que no, golpea primero. El buen inicio local sería contrarrestado en apenas un minuto. El tiempo que tardaría el Betis en botar una falta, cazar el rechace, internarse en el área desde la izquierda y marcar el 0-1. Fue en el 23, con Joaquín, Ceballos, Rubén, Montoya y N'Diaye como protagonistas. Un centro del portuense no encontró rematador, pero el rechace cayó en las botas del hombre más indicado para abrir el entramado defensivo celtiña. Pase en profundidad milimétrico de Ceballos para Rubén, que no conseguiría driblar al defensor, todo lo contrario que Montoya. El catalán llegó hasta el área pequeña y cedió a placer el esférico al senegalés para que adelantase al conjunto de Juan Merino. Incluso pudo ser mayor la renta en el primer periodo, pues Joaquín estrelló un balón en palo en el 30 (buena actuación del extremo, que por poco no marcó más adelante un gol olímpico). Aunque también menor, ya que tuvo que aparecer Adán de nuevo en dos ocasiones, una de ellas con una mano espectacular a Nolito, para mantener la renta cosechada. El primer periodo finalizaría con dos lesiones en el Celta prácticamente seguidas. Wass y Beauvue dejaban su sitio a Marcelo Díaz y Aspas.
Un equilibrio en los 45 minutos iniciales que brillaría por su ausencia en los segundos, pasando el choque a convertirse en un correcalles que no supo frenar Merino. Berizzo decidía renunciar al centro del campo, algo que a la postre le beneficiaría, aunque con más de un susto. En el 48, un balón al espacio para Rubén Castro dejaba solo al canario a casi 40 metros de la portería de los vigueses, pero el que nunca falla ésta vez sí que lo hizo. La suya, la de todos los partidos, no quiso entrar. Vaselina con todo el tiempo del mundo que superó a Rubén (guardameta) pero que se marchó rozando el palo. Un intercambio de golpes que potenciaba dos ocasiones seguidas de Nolito y de Orellana tras el mano a mano de Rubén. Fue entonces cuando el entrenador del Betis realizaría un extraño cambio que en nada benefició a su equipo. Cejudo entraba al campo por Ceballos, uno de los hombres más destacados. Avanzaban los minutos, con dominio fantasma de los locales, bien defendidos por los verdiblancos. Tocaba replegarse y aguantar el resultado,y para ello el linense dio entrada a Xavi Torres por Joaquín. Tampoco saldría bien esta sustitución, pues en poco tiempo, en el 78, un error en la marca de Bruno sería aprovechado por el recién entrado Pablo Hernández para poner las tablas. Rubén y Aspas tendrían dos claras ocasiones en los últimos instantes, pero el resultado ya no se movería. 
Los cambios de Merino, más que beneficiar, perjudicaron al equipo, dando un pasito atrás y renunciando casi por completo al ataque
Un punto de un Betis más serio que en las últimas citas a domicilio y que volvió a competir a uno de los gallitos de la categoría. Un empate agridulce, eso sí, pero no por ello menos vital. La permanencia, un pasito más cerca. Ahora, a pensar en Las Palmas.