La mediocridad y el miedo siguen habitando en el Betis

Enésimo ridículo del Real Betis Balompié. En el fútbol como en la vida, puedes tener mayor o menor habilidad para desempeñar una determinada disciplina, pero al margen de las dotes naturales existe el trabajo, el orgullo, la constancia y la dedicación. Cualidades que, momentáneamente no se vislumbran en el equipo entrenado por Gustavo Poyet. El Real Madrid se paseó por el Benito Villamarín sin apenas sudar la camiseta. Una superioridad aplastante desde el primer minuto de juego, cuando Varane cabeceaba al fondo de las mallas un servicio a balón parado de Toni Kroos. Nada. No se vio nada en el conjunto verdiblanco. Defensa tibia y blanda, centro del campo invisible y una parcela ofensiva observando los goles en contra con los brazos cruzados. El crédito del técnico uruguayo disminuye y más allá de la abultada derrota, las sensaciones que desprende el plantel no inspira confianza. Mayor goleada en la historia del club como local en Liga y la vida sigue igual.

El choque empezó con premio para los blancos. A los dos minutos Cristiano Ronaldo sería derribado por Petros en el pico diestro del área. Kroos, recién renovado hasta 2022, envidenciaba las carencias defensivas de un Betis que no sabe lo que es morder. Varane remató a su antojo para poner el primer tanto del partido. Aïssa Mandi volvía al centro de la zaga acompañando a Pezzella. Y en el centro del campo, Jonas Martin cohabitó con Petros y Brasanac. Este último sólo iba a durar 45 minutos en el verde. Los mismos que Álex Alegría. El festival que se dio el Real Madrid en el primer periodo daba comienzo. Los de Poyet dieron muestras de temor y de no saber qué hacer con la pelota en los pies. Escurriendo el bulto como si una patata caliente se tratara. El miedo de huele y el los de Chamartín comenzaron a hacer sangre.

Misérrima primera parte

Posiblemente haya sido los cuarenta y cinco minutos más pésimos del Betis en lo que llevamos de competición. Fue como ver la vida pasar tras un escaparate. Como meros espectadores (pero sin pipas ni bocadillo) los jugadores heliopolitanos se dedicaron a contemplar las embestidas merengues, que llegaban una tras otra sin remedio ni impotencia. Fueron cuatro los goles que aportó al espectáculo el Madrid en el primer periodo, pero pudieron ser más. Sobre todo si, ya abierto el marcador, Cristiano Ronaldo hubiese atinado en el interior del área pequeña un medido envío de Isco Alarcón. Partidazo mayúsculo del malagueño con dos goles en su haber. 
'Poyet vete ya' coreó un sector del estadio. El cambio de sistema tras el descanso no sirvió para nada. Un equipo sin alma
La única llegada del Betis, que no tiro a puerta, se dio a los 20 minutos con un disparo a las nubes de Rubén Castro. Cuando parecía que el choque asentaba, Joaquín perdería una bola a la media hora que supondría 0-2. Recuperación de Kroos que le cede el cuero a Benzema. El galo no perdona en el área batiendo a Adán por bajo. El acoso de los blancos no cesaba y a seis para el descanso un chut lejano del propio Benzema rebotaría en un zaguero bético dejando el balón muerto a Marcelo. Fusila el lateral zurdo y los pitos y el runrún se empezaba a acoplar por las gradas. El esperpento no no acabaría ahí. Con Gil Manzano llevándose el silbato a la boca aterrizaba en el choque el cuarto tanto. Perfecta basculación de Cristiano hacia Bale, que le deja en bandeja el gol a Isco, que sólo tuvo que empujarla. Mientras tanto, los jugadores béticos, indolentes observaban el show con rostros de incomprensión.

Cambios improductivos en el esquema

La segunda mitad arrancó con cambios. Poyet dejaba en el vestuario a Brasanac y Alegría para dar entrada a Cejudo y Zozulya. La 'reacción' bética iba a llegar en las botas del cordobés, que aprovechó la única acción trenzada de los béticos para poner el llamado tanto del honor. El Real Madrid levantó el pie del acelerador y a pesar de ello, rubricó dos tantos más. Otro de Isco y el rutinario chicharro de Cristiano Ronaldo. Mientras tanto, un sector del Benito Villamarín empezó a corear eso de: 'Poyet vete ya'. La vergonzosa imagen bética preocupa a los aficionados, Ven en el equipo sin alma, fe y corazón.
Zidane también movió el banquillo pensado en la Champions League. Morata entró por Benzema y Lucas Vázquez también dispuso de minutos en una segunda mitad relajada, donde lo más destacado fue el sensacional gol de Isco. Rosca magistral a la escuadra para firmar el quinto. Cristiano, enrabietado, no quiso faltar a la fiesta del gol galopando por el centro y disparando ante los hocicos de Adán, que vuelve a recibir seis goles por segunda vez en lo que va de temporada.
Ocho puntos en el casillero y el viernes visitará El Sadar en un encuentro que puede suponer un antes y un después en la carrera de Gustavo Poyet. Su figura está en entredicho. Hoy no tenía excusa. Toda la plantilla a su disposición. Goleada y mala imagen en una entidad que sigue navegando a la deriva.

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