Un fortín sin gol

El Benito Villamarín ya no es ese estadio que cualquiera te hacía un traje o te pintaba la cara. Aunque llegara en una situación caótica, como puede ser la de este Valencia. Ahora los béticos, si se van tristes, es porque su equipo se va sin marcar cuando lo merece. Un fortín sin gol. Falta que Rubén Castro vuelve a coger el tono, su puntería y que otros se animen también. Sobre todo si lo de quedar el décimo, o más arriba, puede ser una realidad.  

Porque el Betis ha mejorado mucho con la llegada de Víctor. Defiende casi a la perfección, paso por pocos apuros como local y agrada a su gente. Gane o empate, porque perder aún no lo ha hecho en casa con el madrileño. Y hasta han aprendido con decisiones importantes para el futuro, como que dos de sus mejores jugadores, Pezzella y Dani Ceballos, fuercen una amarilla para llegar limpios al derbi. El próximo partido en el fortín del Benito Villamarín.
A la primera parte, como al resto del partido, lo único que le faltó fue un gol. O más de uno. Porque hubo de todo. Intensidad, buen fútbol por momentos, un larguero y polémica. Los jugadores del Valencia se comieron a Trujillo Suárez por unas claras manos de Pezzella. En otra época del Betis hubiera sido penalti seguro. Pero el árbitro no lo vio, como otra acción de Montoya con Dani Ceballos, que terminó por desesperar a la grada con el colegiado, puntilloso y con poca personalidad.
Pero hubo ocasiones para marcar, sobre todo el Betis. Sobre todo Rubén. El canario estuvo ansioso y con ganas de volver a celebrar un gol. Primero mandó el balón al travesaño y después, hasta en dos ocasiones, se cansó de regatear, de tirar por los suelos al rival que se ponía por delante, pero sus tiros no fueron a nada. Mucha gente para pensar tanto. El Betis, al ritmo de Dani Ceballos y con Rubén Pardo como faro, apretó a ráfagas ante un Valencia con jugadores de enorme calidad, a los que había que preguntar por qué están tan abajo. Sólo depende de ellos. Cuando se ponen, juegan al fútbol una barbaridad.

Voro no quiso ser el Barcelona, tampoco parecerlo, y apretó al Betis arriba, que el rival no se subiera a las barbas y que Diego Alves, con muchas dudas en las salidas, no pasara apuros ni tuviera mucho trabajo. En una de sus acciones fue en falso con Rubén, que cedió el balón para que Álex Alegría volviera a marcar. El extremeño disparó pensando que no había nadie debajo de los palos y ahí está Gayà. Un salvador para el Valencia.

Más polémica

Y en esta primera parte intensa, el árbitro bien pudo dejar al Valencia con uno menos. No es por pedir, es por lo que ocurrió. Nani golpeó sin balón a Tosca y Parejo también dejó un curioso recado en la cara a Ceballos en una jugada. No estaba el horno para muchos bollos. Adán, dubitativo por arriba, sacó una de esas manos que suele sacar en los momentos de tensión tras un tiro de Gayà. El efecto fue especial, como la parada del madrileño.
Tras la reanudación la intensidad bajó, aunque la lluvia no tuvo mucha culpa. En otro zafarrancho del Betis, Petros se disfrazó de Ceballos y casi de Rubén, pero su excelente acción también se fue al poste. El Valencia, aunque su situación no implica que pueda crear peligro, empezó a romperse. Parejo ya no se unía tanto a Mario Suárez y los espacios eran considerables. Voro vio a Santos en la calle y metió a Abdennour, al que Rubén ganó en una carrera y luego Sanabria, de regreso al césped, falló ante el imponente Mangala.
El propio Rubén y Mandi se estorbaron tras una falta de Durmisi a bocajarro, cuando la grada cantaba el gol. El Betis era mejor ante un rival cansado y con muchas dudas. Pero esta vez no hubo puntería. También menos fútbol que ante el Barcelona, aunque los béticos sí ven ahora a un equipo competitivo. Así, en el fortín del Benito Villamarín, y si Rubén tiene puntería, las victorias llegarán. Y la próxima visita ya saben los béticos cuál es.

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