Siesta de Feria

La derrota vergonzante se ha convertido en la tónica de esta temporada para el Real Betis, aunque este Domingo de Feria, en horario de casi cualquier cosa menos de jugar al fútbol, ha alcanzado su máxima expresión. Ni siquiera la buena imagen de las últimas semanas o el hecho de que la ciudad esté de fiesta sirvió para que el equipo de Víctor Sánchez del Amo, cada día más discutido, evitara condenar a sus aficionados a otro sainete en casa, en un partido en el que el Alavés fue mejor con el balón y, sobre todo, demostró más ganas de ganar pese a que la Liga también terminó para ellos hace tiempo. Algo más de 22.000 almas tuvieron que tragarse otro bodrio en su propia cara. Otros miles de béticos decidieron no ir al Villamarín, una manera pasiva de protestar también, o mostrar su desinterés, por la mediocre temporada de su equipo.

El partido no olía precisamente a intensidad, y salvo momentos muy contados no la tuvo. El Betis se salvó matemáticamente hace unos días y apenas le queda la motivación de dar una buena imagen a los aficionados que se acercaron al Benito Villamarín. Pues ni por esas. Por su parte, el Alavés tampoco se juega nada en la competición doméstica y su temporada pasa por lo que suceda en la final de la Copa del Rey, por lo que Pelegrino puso en liza un once plagado de novedades. En resumen, los dos equipos salían con tres centrales y dos carrileros, lo que significaba una declaración de intenciones y la sensación de que el partido no sería para grabar y guardar.
Víctor, eso sí, dispuso por delante de la zaga casi toda la calidad que tiene, con Rubén Pardo, Ceballos, Joaquín y Rubén Castro, aunque eso no le sirvió para dominar el choque en ningún momento. Lo que sí consiguió pronto el Betis fue ponerse por delante, gracias a un disparo lejano de Rubén Pardo en el 12’. El vasco chutó fuerte, pero la colaboración de Feddal fue necesaria para sorprender a Ortolá.
El Betis manejaba el marcador en la primera parte, aunque la pelota no era suya y el partido se movía según determinaba la medular alavesa, pero el peligro que llegó de las botas de Rubén Sobrino era inocuo. Esas ocasiones hicieron despertar a los locales, cuyo juego comenzaba a exasperar a la grada, y Rubén Castro incluso estrelló un balón en el poste. Se equilibraban las fuerzas sobre el césped en el tramo final del primer acto.
Pero tras el descanso se desmoronó la estructura verdiblanca cual caseta de feria dentro de una semana. De un error grotesco de toda la retaguardia llegóTres goles en poco más de diez minutos descosieron al Betis al inicio de la segunda mitad. el tanto del empate. Adán puso en un aprieto a Tosca con una mala salida de balón, el rumano estropeó aún más el asunto y se la dio a Krsticic, Mandi se derrumbó enseguida y al balcánico se le quedó una posición franca para fusilar desde la frontal.
El golpe dejó grogui al Betis, y especialmente a su defensa, que se convirtió en mantequilla ante el cuchillo de Vigaray, el lateral suplente del Alavés al que entre toda la retaguardia verdiblanca convirtieron en internacional este domingo. Seis minutos después, el carrilero entró hasta el área como Pedro por su casa y la puso atrás para que Rubén Sobrino consumara a placer la remontada.
El colmo del sainete defensivo tuvo un último protagonista inesperado: el banderín de córner. Vigaray se apoyó en el para desembarazarse de un Durmisi pasado de revoluciones, se metió en el área y de nuevo centró atrás con facilidad. El resultado, un gol de Santos y las protestas de una grada harta de estar harta.
Por suerte para el Betis, el lateral del conjunto vasco se lesionó en la jugada del tercer gol y tuvo que marcharse, porque de seguir su festival el descosido podría haber sido de época. Por su parte, Víctor trató de reaccionar quitando a Mandi, un flan, y dando entrada al casi desaparecido Nahuel. El resultado, como cabía esperar, fue nulo, y la reacción de un equipo pusilánime se quedó en algún que otro detalle de calidad de Ceballos, como no. El que sí volvió a marcar, demostrando de nuevo la falta de todo que tiene este equipo, fue el Alavés. Con el descuento de cuatro minutos casi cumplido, Katai se fue de todos sin necesidad de genialidad alguna, acabó superando con facilidad incluso a Adán para marcar a puerta vacía y despertar aún más la indignación de los pocos que no habían tomado ya el camino del Real.
Por suerte, el Betis está ya salvado, pero lo larguísima y tediosa que se le está haciendo la temporada al bético merece una mirada hacia adentro y reacción. La que no ha habido sobre el césped en casi todo el ejercicio y que, de nuevo, ha brillado por su ausencia en este Domingo de Feria que el beticismo no merece vivir así.
 

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