Los entresijos de la Junta del Betis

Y se acabó la Junta de Accionistas del Betis. Más pronto de lo esperado, a pesar de un inicio con 40 minutos de retraso, entre los que se equivocaron de lugar y lo que faltaba para vivir una noche tranquila en el Pabellón de San Pablo. Una Junta con varios detalles, con todo aprobado y con una frase final: el Betis de los béticos ya es una realidad.

Ángel Haro puede seguir contando a su gente que gana todas las Juntas por goleada, aunque esta última hubo cierto sufrimiento. Ese ansiado 25 por ciento del capital social apareció por los pelos, pero al final daba casi igual como reconoció el presidente del Betis después de más de cuatro horas de Junta.
Porque los presentes, o casi todos los presentes, iban a dar su OK a todo. Incluso a que Luis Oliver Sierra, hijo de Luis Oliver, el enemigo (o amigo, según se mire), pudiera estar en el Consejo durante los próximos cinco años. Algunos se echaron las manos a la cabeza al ver el resultado de la votación, el más ajustado de toda la noche. Oliver sigue siendo un nombre relacionado con el Betis, guste o no guste. Tenga un papel nulo en el Consejo o sirva para que se hagan las cosas como Oliver padre quiera. Al fin y al cabo, ha cogido un buen dinero del Betis.
Una de las apariciones estelares fue un accionista que en cierto modo comparó el momento de Lopera en 2005 con el momento que está viviendo Lorenzo Serra Ferrer en 2017. "El Betis será lo que usted quiera que sea", destacó. Y recomendó al actual vicepresidente deportivo que fuera pensando en la destitución de Quique Setién y en hacer un trabajo extra en el mercado de invierno. "Vamos en caída libre", una frase que da que pensar.
Y tras las exposiciones de algunos críticos al Consejo, críticos criticados por el entorno y por amistades de los dirigentes (estos siempre estuvieron a gran nivel), la Junta ya fue una balsa de aceite, otro éxito para el nuevo Betis. Se aprobaron todos los puntos referidos a los cambios en los Estatutos Sociales, la ampliación de capital y los precios de la compra de acciones. Ese 25,05 por ciento valía ya para todo, para un roto y hasta para un descosido.

Protagonistas en las gradas

Pero el momento de éxtasis llegó con la última aparición de Pepe Tirado, una de las figuras más relevantes del cambio del Betis. El presidente de Por Nuestro Betis, después de muchos años de lucha, recordó a su padre y avisó a sus nietos de lo que quiere para el futuro: ir con ellos al estadio... y se acabó. Unas lágrimas finales al anunciar la disolución de PNB y los aplausos de sus amigos, con los que ahora disfruta y algunos de los cuales en otros tiempos tenían fuertes discrepancias. Por el Betis, todo se olvida.
En loor de multitudes apareció también Adolfo Cuéllar, al que se nombre como líder espiritual de este cambio, del nuevo Betis. Todos a una, nunca mejor dicho. Pero resultó curioso, cuanto menos, que los grandes protagonistas de la Junta no estuvieran sentados en la mesa del Consejo. Que Serra no estuviera en su salsa, que la dirección deportiva dejara sus funciones para estar allí presente o que un accionista solicitara la dimisión de Ramón Alarcón, que al final recibió sus críticas sólo por el desastre del Real Betis Energía Plus.
Y más allá de la una de la madrugada, antes de lo previsto según los mejores cálculos, Haro cerró con otro discurso agradecido y crítico con Galera una Junta histórica. Otra Junta histórica, como todas las de antes. Ahora ya se podrá hablar del Betis de los béticos.