"Papá, ¿por qué el Betis no gana?”
-Papá, estoy nervioso. Déjame ponerme la camiseta para dormir, que mañana volvemos a ir a ver al Betis.
Así rezaba la cita de un pequeño que soñaba en verdiblanco. La gélida historia de un menudo aficionado que apenas unas horas después tornaría la ingenua ilusión en la realidad más cruda, ocho años de inocencia que se toparían con la enquistada rutina de las trece barras.
Cuando el frío más arreciaba a las orillas del Guadalquivir, la eliminación copera ante el Cádiz empezó a cuestionar las ilusiones de un niño que distan mucho de las que le surgieron apenas un mes atrás. Agarrados a los brazos de su primo, aquel que le sacó su primer carnet, se preguntó: “¿Por qué el Betis no gana nunca? Todos los equipos ganan menos él”. Ingenuas a la par que duras palabras que terminarían por olvidarse en la memoria de aquel que desconoce su pasado, pero que acentúan la decepción del que repite esa aciaga noche cada temporada, cada partido.
Dicen que la única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se les someta a la costumbre. Y ese es precisamente el mayor error que ha cometido el Real Betis. Convertir en rutina la decepción de los más jóvenes, aquellos que duermen inquietos con ver a sus ídolos al día siguiente. El mayor tesoro de cada club, la obcecada cantera que repleta de sueños la maltratada historia, una pequeña pasión que comienza a marchitar.
Y esa es la realidad en los pequeños que piensan en verdiblanco. Porque no hay mayor derrota que perder la ilusión, la misma que abanderan los niños y que comienza a brillar por su ausencia. La desilusión de aquellos que nunca vieron ganar a su equipo, de los mismos que pasean orgullosos su camiseta en el cole. La deshonrosa cuestión de ese pequeño que con un abrazo pregunta por qué su equipo no es como el resto, por qué nunca lo ve ganar.
Pués sinceramente creo que este tipo de artículos es necesario que los lean los chavales. Los futbolistas son unos privilegiados, ganando en un año lo que la mayoría no ganaremos en toda nuestra vida. Pero ni así aprendemos que hay que exigirles al máximo, aplaudirles cuando lo hacen bien y se esfuerzan, pero pitarles y criticarlos cuando no cumplen con su parte. El manquepierda, no es más que una salida fácil para presidente Junta, dirección técnica y jugadores. De un sevillista, padre de un bético
Lamentable artículo, completamente ventajista por la eliminación y derrotista al máximo. Ese padre que se describe en el texto que se pare un ratito a explicarle a su hijo lo que significa el manquepierda, que le hable de nuestra historia para que sepa que no somos el madrid, ni el barcelona, y que lo que nos caracteriza es la pasión por este escudo y estos colores, ganemos o perdamos. Hacía mucho tiempo que no leía algo tan lamentable y me da pena porque veo a la gente demasiado mediatizada, sin opinión ni memoria.
hay que luchar,que la la ilusion de un niño no se pierda nunca